Restos de basura y de maleza -especialmente raíces, hojas secas y viejas ramas- se acumulanen el cauce del río Sil y llegan a dificultar el paso del catamarán, dañando a imagen del cañón y de las riberas del río, que aspiran a ser Patrimonio de la Humanidad. Las 'manchas', realmente material que el agua arrastra tras haberlo recogido en las orillas del Sil cuando sube el nivel del río por las variaciones que imponen las eléctricas en los embalses, son especialmente densas a la altura de los concellos ourensanos de A Teixeira y Castro Caldelas, y del lucense de Sober, y en menor medida, de Monforte.
Su presencia ha alarmado a concellos y ciudadanos, que ya advirtieron a la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil de esta situación, perfectamente visible desde los miradores y senderos ubicados tanto en la ribera ourensana como en la lucense; pero también perceptible desde los catamaranes que surcaron el río durante el verano y parte del otoño. Además, el senador socialista Miguel Fidalgo planteó ya el problema en la Cámara Alta, donde pidió que se procediese a la limpieza del cauce en estas zonas, para evitar daños a la imagen de la Ribeira Sacra, justo en un momento en el que se ha reactivado su pretensión de optar a Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco.
