Ascienden a 17 los ríos y embalses ourensanos en mal estado ecológico

Los ríos ourensanos en mal estado no levantan cabeza y el Barbaña se consolida como la masa de agua superficial de toda la cuenca hidrográfica en peor estado, precisamente cuando el proyecto para sanearlo continúa encallado en trámites ambientales y burocráticos. Aparte del Barbaña, otros dos ríos, el Loña y el Casaio, completan el trío de los que están en peor estado en la provincia. Tienen una larga lista de deberes que hacer para cumplir el objetivo ambiental de estar en buen estado ecológico en 2027, como se marca el Gobierno. Así se desprende del borrador del Plan Hidrológico de la demarcación Miño-Sil para el periodo 2022-2027, que salió ayer a información pública tras ser publicado en el Boletín Oficial del Estado. Desde hoy, está abierto el plazo de propuestas, alegaciones o sugerencias al plan que marcará la gestión del tercer ciclo de planificación hidrológica de 287 masas de agua. Mucho trabajo por delante Una de las principales conclusiones es que el 30% de los ríos de la cuenca no consigue el aprobado. En la provincia de Ourense, son 17 ya los ríos y embalses que suspenden el estado ecológico, tres más que en el ciclo anterior. Entre los que sobresalen está el Barbaña, que se consolida como el peor de toda la cuenca hidrográfica y, lejos de levantar cabeza, suspende en indicadores ecológicos en los que había aprobado el plan hidrológico anterior, con una deriva negativa. Entre los que en el anterior ciclo aprobaban y ahora pasan a suspender están ocho masas de agua: el tramo último del río Sil, el embalse de Frieira, el río Conselo (Vilariño de Conso), el rego de Matabois (O Bolo y A Veiga), el embalse de Santo Estevo, en plena Ribeira Sacra; el tramo final del río Avia; el río Caldo (Lobios), y el primer tramo del río Salas (A Limia). Entre los ríos y embalses que mejoran, y pasan del suspenso al aprobado respecto al anterior ciclo están cinco: los embalses de Castrelo y Lindoso, el río Bibei, el embalse de San Martiño (A Rúa) y el de Os Peares. Los crónicos La situación más preocupante se da entre los que se mantienen en el mal estado en el que estaban en el anterior ciclo hidrológico, que son 14 de los ríos y embalses ourensanos. Es el caso del embalse de As Conchas (Baixa Limia); río Leira (Vilamartín de Valdeorras); el río Sil en su parte ourensana; el río Casaio en su totalidad (influido por la minería del entorno); el embalse de Prada (A Veiga); embalse de Santa Eulalia (O Bolo); embalse de Santiago (Vilamartín); regato do Varón (Carballiño); varios tramos del río Limia; el río Faramontaos (A Limia); río Nocelo en el segundo tramo (A Limia); el río de la Lagoa de Antela, y el Lonia y el Barbaña en la ciudad. Estos dos últimos son los casos más graves, ya que encadenan años y años teniendo un estado “peor que bueno” y están sometidos a las mayores presiones por vertidos y deficiencias. El Barbaña, cada vez a peor en los indicadores El Barbaña es el caso más sangrante, al ser el único río de una ciudad gallega que suspende año tras año en su estado ecológico. No levanta cabeza desde que entrase en vigor el anterior plan, y afronta el nuevo con el objetivo de estar en estado óptimo en 2027. Las perspectivas no son buenas, al seguir encallado en trámites burocráticos y ambientales el proyecto integral de saneamiento. Con los años, el estado del río va a peor. En 2015, cuando se aprobó el anterior plan, tenía un estado global “peor que bueno”, el mismo con el que sigue ahora. La diferencia es que entonces lograba aprobar uno de los parámetros analizados, respecto a sustancias preferentes, que ahora suspende. Aparte del proyecto de saneamiento de la CHMS, el organismo de cuenca señala un listado de medio centenar de medidas a tomar, la lista de deberes más amplia de toda la cuenca, para conseguir un buen estado . Eso pasa por la renovación de todo el alcantarillado y saneamiento de la ciudad, lo cual obliga a que el Concello tenga que ponerse las pilas cuanto antes. No se prevén ni más centrales ni compensación a los concellos El embalse de Velle, uno de los más grandes de la cuenca (ÓSCAR PINAL). El organismo señala que no se prevé “a corto plazo” que se instalen nuevas centrales en la cuenca, si bien en respuesta a las alegaciones de municipios con embalses no se contempla que los concellos donde se asientan estos reciban fondos “finalistas de compensación”. El Gobierno considera que las presas afectan “a toda la cuenca” y no solo a estos concellos, por lo que quiere evitar “localismos”. En todo caso, apunta a que la cuestión tributaria debe resolverse con leyes, al tiempo que reconoce que con los instrumentos actuales es imposible la recuperación ambiental. El objetivo de la Confederación Hidrográfica es quedarse ahora con el 100% del cánon que pagan las empresas por generar energía hidráulica, ya que hasta ahora solo el 2% repercute en el organismo y el 98% va a al Tesoro Público. Una concesión revertida, otra ampliada y una tercera en estudio Minicentral del río Cerves, con concesión ampliada (MARTIÑO PINAL). El Plan Hidrológico desvela el estado actual de los aprovechamientos hidroeléctricos de la provincia. Como ya contó este periódico, se revirtió la concesión caducada de la central de Castadón y se acaba de prorrogar por 25 años más la del río Cerves, en Melón, pese a la oposición política y de los ecologistas. En este plan, señala que la otra central que está caducada (desde 2017), es la de Saltos del Edo, en Castro Caldelas. En este momento, según se recoge en el plan, se están modificando las características y estudiando la “ampliación del plazo”. En cuanto al futuro de las concesiones, la CHMS da dos opciones cuando se extingan las concesiones: o se revierten para volver a sacar a concurso, o se demuelen. Pero, de momento, las prórrogas siguen a la orden del día. Un 8% menos de aportaciones hídricas por el cambio climático Panorámica de un embalse en la sequía de 2017 (ÓSCAR PINAL). El borrador del Plan Hidrológico recoge la predicción a años vista de los fenómenos extremos y el impacto del cambio climático. Según se recoge en las estimaciones, de ahora a 2039 se espera una reducción del 8% de las aportaciones hídricas naturales a las masas de agua de la demarcación, con episodios cortos de sequía más frecuentes y cada vez menos episodios de nieve. “Mayor ocurrencia, frecuencia e intensidad de los fenómenos extremos tales como las sequías, las inundaciones o las olas de calor y disminución de los recursos hídricos de la demarcación”, recoge el plan en el apartado de cambio climático, lo cual afectará a los estados de las masas de agua y sus ecosistemas, y será un obstáculo para cumplir objetivos ambientales. Por ello, se ha considerado que sea uno de los “temas importantes” de este plan.