DEAMBULANDO

Asoma la primavera, nos echamos a la calle

chicho
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Preludio vernal ya han comenzado los cerezos en flor, que por las alturas aun se retrasarán casi un mes, precedidos por aquí de la flor de los melocotoneros y ya asomando la de los muy vistosos perales

Preludio vernal ya han comenzado los cerezos en flor, que por las alturas aun se retrasarán casi un mes, precedidos por aquí de la flor de los melocotoneros y ya asomando la de los muy vistosos perales. En esta realidad imbuido cuando como asaltado a la espera por Pepe Martínez con el que de conversa  de minutos; me hace recordar cuando habitual de unas cuantas caminatas; ahora más metido, a su aire, en los cross ciudadanos, donde  su espíritu tozudo de raiano de A Mezquita le impele a participar a sus muy cumplidos ochenta, lo que debe estimarse por encima de todo si seguimos los aforismos del creador de los Juegos Olímpicos, el Barón de Coubertain, que decía que lo importante era participar; ad pedem literae, Pepe sigue el aforismo.

No más dejado este entusiasta que más se dispone a la carrera que a pie, a la vista del magno edificio donde mora nos saludamos Pepe Pavón y yo con la estima que nos tenemos. Pavón fue un avanzado del automovilismo donde brillaría por todo el país al volante de los Renault y de algún coche más. Él, que tuvo la concesión de Volvo, que exploró el mundo de los negocios; ahora anda también ocupado con la presidencia de su comunidad donde ha reducido gastos porque la desidia y el dejar hacer por pereza y rutina embarca a muchas comunidades a innecesarios gastos o el abandono de funciones a hacerse rehenes de cualquier administrador, alguno de los cuales incluso inventará reparaciones. Así la dejadez es como un entregarse, facilitado por el reparto de gastos entre comuneros, que menos duelen que si fueran de uno solo.

De vuelta por donde suelo encontrarlo, Daniel González, atleta en su día, pescador de siempre, de la armería Marcial a La Región, donde reclamado por su competencia. Como atleta iría a más de un nacional de lanzamiento de disco; como pescador, más renombre si cabe; ahora lo encuentro de hacedor o reparador de lo más insólito, o de constructor de bastones de bambú, que de tan primorosos de apoyo servirán a docenas de amigos hoy en plenitud, mañana se verá, a los que siempre obsequia con alguno. Un previsor este Daniel, que no creo quiera ver a sus amigos cojos.

Salí de una duda que tenía: Flotando en las aguas del Barbaña, algún que otro pata blanco de familiaridad con el ánsar real, azulón o alabanco, que nos despejó la incógnita de si era un pato de los domésticos arrimado a sus parientes salvajes, hasta que ayer mismo pasó volando con gran potencia tras su hembra. Ahora la duda, despejada. Hay ejemplares albinos  entre estos patos salvajes de coloreados tonos.  Ellos no tendrán problemas con los de plumaje blanco nieve porque creo que no ven en colores.

Con Chema Carnoto nos enrollamos recordando tiempos cuando con Corredoira trotábamos por esos senderos de montaña o valle en compañía del inolvidable Xaquín Dacunha, de Javier L. Rivera, Paco Jorge, Isaac Pérez, Xoan Lourenzo, Isabel Caride, Mariana de Abásolo, Manolo Fdez. y su hermano Juanjo, tallista en horas libres, y Lucas, un chavalín entonces devenido en escalador y  acaso integrante de grupos de rescate de la G. Civil; Ana López, Chelís y Quique Tobar y otros muchos de este grupo que se ha ido renovando y que mantiene el espíritu montañero como otros grupos: Tartarugas, Vía Auria, Cempés, Club Alpino, Vía Nova, Universidade, Trevinca- Barco, Trevinca –Vilanova…

Y como de mañana por breve encuentro con Chema, de Os Chaos de Amoeiro, ese luchador pro natura cuando una presa en el Barbantiño iba a acabar con la fervenza más abajo, que más comprometido fue y que embarcado en algún proyecto  aun hoy, relacionado con el medio, que no desvelaría, acaso por las prisas del encuentro. Que con menos prisas departo allá por la puerta sur de la catedral con Manolo González que de tantos como habrá sé distinguir a éste, que pasaría su vida laboral en Iberduero-Iberdrola, allá por la presa de Sequeiros en el Sil donde pasaba unas cuantas vigilias cuando el rio se hinchaba en su calidad de operario de compuertas y con el que unas cuantas coincidencias cuando de marcha por estos montes rememorando unas cuantas salidas con a Corredoira; luego él dirigiría una cuantas caminatas por Terras de Trives, como nativo de ese pueblo cercano a la villa, que se llama Barrio. Ambos recordamos la bajada hasta la aldea de Navea por los más de mil peldaños paralelos a la tubería forzada encontrando en el canal de Guístolas un gran jabalí ahogado, y ya abajo la mentada aldea, que fama tuvo de productora de aceite con almazaras, tal como se laboraba en el mismo Montefurado. Desde allí, por entonces pateabas por una térrea pista que  te ponía en san Xoan do Río para más abajo transitar entre formidables castaños antes de la arribada a esa puente Navea, de romanos orígenes como formando parte de los muchos de la Vía Nova.

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