OURENSE NO TEMPO

Atletas en Ourense

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photo_camera En el campo exterior del Pabellón, varios ourensanos tuvieron el privilegio de entrenar en compañía de un gran campeón: José Manuel Abascal. Adrián, Ramón, Alfonso Nespereira, los hermanos Gil.

Los que entre vosotros rondéis o paséis los 50 seguramente recordareis aquel célebre: ¡Contamos contigo! Una campaña publicitaria que a mediados de los 60 puso en marcha Juan Antonio Samaranch, quien años después sería uno de los pilares fundamentales para traer los Juegos Olímpicos a España, Barcelona 92.

El mundo del deporte y sus excepcionales componentes es en los últimos años lo único capaz de conseguir que todos los españoles dejemos aflorar el orgullo patrio. Motos, Formula 1, ciclismo, tenis, gimnasia rítmica, baloncesto, fútbol, natación, waterpolo, balonmano, bádminton, atletismo... son algunas de las disciplinas en las que podemos presumir de tener o haber tenido, auténticos números 1. Pero eso no es algo que se consigue de la noche a la mañana, y al margen de excelente materia prima, que la tenemos, también fue necesario crear el ambiente necesario para que todo eso se pudiera conseguir.

Los que entre vosotros rondéis o paséis los 50 seguramente recordareis aquel célebre: ¡Contamos contigo! Una campaña publicitaria que a mediados de los 60 puso en marcha Juan Antonio Samaranch, quien años después sería uno de los pilares fundamentales para traer los Juegos Olímpicos a España, Barcelona 92.

Por extraño que parezca, en aquellos tiempos muchas de las disciplinas deportivas eran auténticas desconocidas para los ciudadanos, ¿yudo?, ¿hípica?, ¿waterpolo?, incluso a modo de broma se decía la frase “no confundas la gimnasia con la magnesia”. Para subsanar ese desconocimiento y fomentar la saludable práctica del deporte en el país, se lanzaron unas pegatinas que los chic@s coleccionaban y utilizaban para decorar sus carpetas 

Al mismo tiempo, se desarrolló una gran campaña en radio y televisión que por simpática y original cuajó en todo el país, ¿no recordáis, a la señorita Ramona, la que tenía la cara mona? Delgaducha y desgarbada, se sentía desgraciada. O aquel españolito que encarnaba el bueno de Alfredito, niño enclenque y delgadito. Su madre se avergonzaba si a la calle lo sacaba ¡qué birria de nene! Continuaban los spots diciendo que la tele los puso en el buen camino sugiriendo la práctica deportiva, fue así como en poco tiempo la señorita Ramona, con paciencia y con tesón, se nos puso hecha un bombón... y el bueno de Alfredito se convirtió en todo un campeón.

Hacer deporte se convirtió en algo habitual, y aunque tuvo que pasar tiempo para conseguir una mejoría general, desde el primer momento en la calle, los patios de colegio y en los pabellones municipales (que comenzaron a surgir en las ciudades), la juventud mostraba ganas de mejorar y competir; a esta primera campaña le siguió otra: "Mantente en forma", contamos contigo. 

No me atrevo a dar por hecho que estas campañas fueran las culpables, pero seguro que ayudaron a que en los años siguientes la gente de mi generación y las siguientes, vivieran el deporte con otro interés. Eso generó frutos que con el tiempo se han hecho frecuentes.

Uno de los primeros deportes en dar frutos (tenis, motor y ciclismo aparte) fue el atletismo. El gran Mariano Haro se lo tenía que "currar" casi en solitario, sin embargo (y sin quitarle méritos) los grandes del medio fondo español, al tiempo que crearon escuela, proliferaron. Grandísimos Abel Antón, Fermín Cacho, José Luis González y nuestro protagonista de hoy, José Manuel Abascal, quien con lazos familiares en la ciudad (vivía entre nosotros una hermana suya) y una gran amistad con el sacerdote Alejandro Lorenzo Rodríguez (con quien tengo una deuda pendiente en forma de artículo), hacía frecuentes visitas a nuestra ciudad, antes de ser la gran figura que fue y después de conseguirlo. Las medallas y los flashes no le impedían entrenar con unas jóvenes promesas de nuestra Auria integrantes del Club Pabellón. En el 79, que es aproximadamente cuando se obtuvo la fotografía, Abascal ya se había proclamado campeón de Europa junior en 3.000 metros y preparaba su paso a la prueba que más fama le dio, el 1.500, donde en Los Ángeles 1984 fue medalla de bronce.

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