Un vecino de Loiro, que tiene una orden de alejamiento en vigor de una casa por agredir a una vecina, tiene que ir a su vivienda rodeando el pueblo para cumplir la legalidad. La Ley le impide utilizar el acceso asfaltado de esta localidad.

Los atrancos de la Justicia

En la imagen, José Rodríguez Montes, vecino de la localidad de Loiro (Barbadás). (Foto: MARTIÑO PINAL)
Las disciplinadas órdenes de alejamiento decretadas por la Justicia son, en ocasiones, harto difíciles de poner en práctica, sobre todo, en localidades de reducidos habitantes en los que víctimas y condenados viven a escasos metros y en inmuebles prácticamente contiguos.
Es el caso de un vecino de Loiro (Barbadás), José Rodríguez Montes, 'O Pataro', de 73 años, quien, tras varios conflictos y pleitos judiciales con sus convecinos tiene vetado el acceso a su vivienda, el número 99 de esta localidad, por una multitud de caminos y senderos que circundan y sitian esta localidad.

No en vano, sin ir más lejos, según confirmaron desde la Policía Local de Barbadás, Montes no puede acceder por el camino principal de acceso al pueblo ya que enfrente al número 5 vive una de sus últimas víctimas, 'A Solita', a quien, según fuentes policiales, agredió dando varios puñetazos en el rostro. Precisamente, ésta última, explicó a este periódico que 'O Pataro ten prohibido acercarse a máis de cinco casas de Loiro'. Confirmó que 'non pode aproximarse á miña, nin tampouco á casa da Rosiña, nin á do carniceiro, nin tampouco esperar o bus na parada que está enfrente da tenda (al lado de la carretera OU-540, que enlaza Ourense y Celanova)'.

Esta convecina de Montes, que vive a la entrada del pueblo, explicó que sus problemas con O Pataro comenzaron sin motivo alguno, cuando él llegó a la marquesina del autobús en la que estaba ella y terminó por agredirla. 'Insultóume e pegoume, aínda hoxe en día lle teño auténtico pánico', aseguró. Estos hechos, que ocurrieron el pasado 16 de agosto, hicieron al juez de guardia decretar una orden de alejamiento -de forma cautelar- para salvaguardar la integridad de la agredida estipulando que Montes no podría acercarse a menos de 100 metros de su casa. Papel mojado. El inmueble de esta perjudicada, una vivienda unifamiliar de dos plantas, se encuentra exactamente a la entrada del pueblo, justo al lado del único camino asfaltado y acondicionado de acceso al mismo. Por ello, la víctima, asegura que, para cumplir la legalidad, 'O Pataro ten que dar un rodeo a todo o pobo, meténdose por viñas e por camiños que rodean todas as casas'.

La perjudicada, A Solita, que manifiesta sentirse 'atemorizada' por la actitud de O Pataro, asegura que 'pasa por aquí con bolsas e co carretillo' y que 'non lle coincidiu de acercarse aquí, senón seguro que o facía'.

O Pataro, no obstante, se ha visto envuelto en otras reyertas con moradores del pueblo. Precisamente el pasado 8 de enero compareció ante la sala del Juzgado de lo Penal número dos para responder de una agresión que tuvo lugar el 14 de enero de 2009. Ese día se encaró a un carnicero, G.V.L., al que le seccionó supuestamente su dedo índice de un mordisco tras un altercado. Entonces, el Ministerio Fiscal, entre otras peticiones, reclamó su ingreso en un centro psiquiátrico. La víctima afirmó el día de la vista oral que el suceso no se había producido 'por un tema de fincas' como sostuvo Montes en su día y como afirma a día de hoy.

Este vecino, que en la actualidad vive sólo en su morada, reconoce que 'non teño malas relacións con ninguén', al tiempo que asegura 'que hai moi malas lenguas neste pobo'. Rodríguez Montes precisó que cumple con las órdenes de alejamiento que tiene en vigor -no precisó cuántas- y replica que 'todos os meus problemas veñen porque o meu irmao e os sobriños queren chuparme o capital, cando entren na cárcel acabáronse os líos', zanja. Con respecto a la agresión que sufrió A Solita, argumenta: 'Deille un puñetazo a capricho porque foi de testigo falso' a un pleito. O Pataro, que no entiende por qué le impusieron una orden para no acercarse a la casa del carnicero,'xa que nunca vou alí', añade, entre risas: 'aquí vivo estupendamente'.

Te puede interesar