Crónica

Coronavirus en Ourense | Aumentan las visitas a las residencias: "O importante é vela ben"

Concesa López y José Castro se reencontraron ayer tras varias semanas sin poder verse en la residencia Divino Maestro.
photo_camera Concesa López y José Castro se reencontraron ayer tras varias semanas sin poder verse en la residencia Divino Maestro.
La ampliación a dos familiares de referencia para visitar a los mayores en residencias sirvió para que José Castro volviese a ver a su madre, Concesa López, pero sin abrazos ni besos: "Todos temos ganas de que nos deixen estar con ela". 

Un mes puede parecer poco tiempo, pero para José Castro es una eternidad. Ese fue el tiempo que se reunió con su madre, Concesa López, hasta que se reencontraron. Ella, usuaria de la residencia Divino Maestro, sólo recibía una visita a la semana de su otro hijo y familiar de referencia, Luis, pero ayer fue el turno de José. Gracias al alivio de las restricciones en los centros de mayores se convirtió en el segundo pariente que la puede ver en tres ocasiones casa siete días. 

"Levaba un mes sin estar con ela e tiña moita ganas de visitala, como todos na familia", reconoce Castro. El hijo de Concesa llevó  estos días con "resignación" y siempre pendiente de su estado. Luis, su hermano, era el encargado de ir a la residencia cada semana. "Pásase mal porque non podes estar con ela, pero a atención é boa e non nos preocupamos tanto", cuenta. La situación, que "non lle gusta a ninguén", se complica aún más con todas las medidas de prevención, que se siguen vigilando con lupa, pese a que los residentes están vacunados. 

Castro, desde la distancia de seguridad, se quitó un momento la mascarilla para que su madre le reconociese. La respuesta, seguro que nunca la olvidará. "Cando se da conta de quen son, bótame un sorriso", recuerda emocionado. Con las emociones a flor de piel, afirma que vivir esta situación "é moi duro".

De momento solo Luis y José la ven. A la esperan quedan sus tres nietos y los cuatro bisnietos que también desean encontrarse con esta mujer de 95 años, por la que el covid pasó de largo. El pasado mes de abril, este centro de la Fundación San Rosendo sufrió un brote que afectó a casi todos sus residentes. Uno de los doce que siempre dio negativo en el test fue Concesa. "Para nós o importante é vela ben, porque ten unha idade avanzada e cunha saúde deteriorada. Non aspiramos a outra cousa", explica Castro. 

Con el nuevo sistema de visitas se turnarán cada día uno de los dos hijos, agotando los tres disponibles para que Concesa no se quede sin ver a uno de sus parientes. "Sempre o fixemos así", apunta Castro. Como ellos, más familias se organizan para repartirse esas personas de referencia y las oportunidades de acudir al centro. Este es el caso de otra de las usuarias, que podrá ver también a una de sus hijas que reside en Vigo, ya que hasta el momento el referente era su hermana, quien reside en Ourense.

Alivio para las familias

La ampliación de posibilidades de visitas mejora la rutina de los residentes, que sufren desde hace un año las consecuencias. Y las familias también. "Recibieron la noticia con mucha alegría, especialmente aquellos que son más de un hijo", explica.

Aunque mantienen el contacto por videollamadas, verse de forma presencial lo cambia todo y beneficia al estado psíquico de los usuarios, especialmente aquellos con deterioro cognitivo. "Se acostumbraron a verse por la tablet e intentamos que no perdiesen vínculos, pero las visitan son diferentes", apunta. Muchos, antes de la pandemia, veían a diario a sus parientes y, por suerte, van reencontrándose. "Para los residentes es algo sumamente positivo", destaca Pereira.

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