SUCESO / OURENSE

La autopsia confirma que Socorro Pérez murió por el aplastamiento del cráneo

photo_camera Los padres de Socorro Pérez, en el centro, rotos por el dolor.

Los forenses creen que tenía la cabeza apoyada en el suelo y el asesino utilizó una piedra o un palo para provocarle la muerte

El autor o autores que acabaron con la vida de Socorro Pérez Rodríguez, una vecina de O Couto de 43 años que desapareció tras salir a hacer deporte el día 2 de mayo, hizo una exhibición tremenda de brutalidad, tal como confirmó la autopsia realizada al cadáver en la mañana de ayer tras su ser localizado en un monte del Alto do Seminario en la mañana del sábado.

El estudio del cuerpo, muy deteriorado dado el tiempo transcurrido, fue realizado en esta ocasión por dos forenses. Al de guardia se unió uno de los mayores expertos del país en el estudio de huesos, Fernando Serrulla, responsable de la unidad de antropología del Instituto de Medicina Legal de Galicia, con sede en el Hospital de Verín. Socorro Pérez murió debido a un traumatismo craneoencefálico severo que le produjo una hemorragia intercraneal, probablemente producido por una piedra u otro objeto contundente. Los médicos sitúan la fecha del fallecimiento coincidiendo con la de la desaparición (primeros días de mayo).

En el examen de la cabeza, aparecen fracturas desplazadas con fragmentos empujados hacia la bóveda craneal. O lo que es lo mismo, el criminal empleó una gran fuerza ya que los huesos del cráneo presentaban hundimiento en la zona parietal y occipital. Todo apunta a que la cabeza la tenía apoyada en el suelo, tal como revela el tipo de fractura.

Asimismo, los forenses tomaron muestras pendiente de ánalisis para determinar si Socorro Pérez fue víctima de una agresión sexual, algo que no está descartado ya que el cadáver estaba desprovisto de la ropa deportiva con la que había salido a correr, máxime cuando está descartado el robo.

La autopsia confirma de este modo las primeras hipótesis del forense tras el hallazgo del cadáver: la muerte violenta por causa homicida. Pero también corrobora las sospechas de la familia de la víctima desde el primer momento de la desaparición. Así lo recordaba el portavoz Jesús María Pérez Barreiros en el día de ayer poco antes de dar sepultura a su prima en el panteón familiar del cementerio de San Francisco. "Siempre supimos que en este caso habían intervenido terceras personas; para nosotros no era un desaparición voluntaria porque no se llevó consigo nada más que la llave del buzón, pero también descartamos el suicidio porque, aunque hacía cinco años que había sufrido un episodio de depresión leve, era una persona con planes y bastante estable", explica. Sin olvidar, sus convicciones religiosas.


El asesino, alguien conocido

Pérez Barreiros está plenamente convencido que "la persona que mató a mi prima es alguien conocido por ella", aunque ignora de qué manera y forma".

A la familia no le consta que Socorro Pérez, quien vivía sola en el barrio de O Couto, mantuviera una relación sentimental, aunque sus allegados son conscientes de que es una hipótesis plausible. "Era una persona tímida con carácter reservado nada dada a hablar de sí misma ni de intimidades, por lo que a lo mejor mantenía una relación que no quiso contar", asegura el portavoz.

Asimismo, pide a la Policía que les aclare el cambio de versión del único testigo con el que contaron los investigadores, un conocido de la víctima, quien dijo a la Policía Nacional haber hablado con Socorro a las 21.00 horas de la noche del sábado 2 de mayo cuando él estaba en el bar Pijú de Vistahermosa y ella regresaba a casa. No obstante, cambió de versión casi un mes después, asegurando que se había equivocado de fecha, situando la conversación el 30 de abril.

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