REPORTAJE

“¡Ay, qué riquiños los niños!"

Centro Interxeracional a Farixa
photo_camera Los primeros mayores del Centro Interxeneracional de A Farixa, ayer en la sala de gimnasia. (FOTOS: JOSÉ PAZ)

Primer día para los mayores del Centro Interxeneracional de A Farixa. El proyecto pionero empieza a funcionar. La docena de usuarios del centro de día relata su primera toma de contacto con los niños de la escuela infantil

Una madre pregunta por la diadema de princesa de su pequeña al salir de la escuela infantil. Percances del viernes de Entroido de cualquier centro educativo tras una mañana de juegos. Pero este es diferente.

La princesa pudo jugar con niños, pero también con mayores. Para estos últimos era el primer día "de cole". El Centro Interxeneracional de A Farixa, construido por la Fundación Amancio Ortega y gestionado por el Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar, abrió las puertas a la pieza del puzle que faltaba. "Vinieron a verlos los niños. ¡Ay, qué riquiños!", sonríe Ana María Álvarez. Es una de las primeras usuarias de este proyecto pionero en España que conecta una escuela infantil con un centro de día para mayores.

El contacto, como cualquier relación, irá poco a poco. El que será permanente es el contacto visual. Un patio conecta las miradas de pequeños y mayores. "Hoy vienen disfrazados todos. Yo tenía un disfraz hecho pero al final no lo puse", cuenta Avelina Conde, natural de Piñeira de Arcos. Es otra de las usuarias. Ayer fueron trece los primeros mayores del centro de día, que tiene capacidad para ochenta. "Antes estuve en Toén, pero era más pequeño. Y allí no teníamos niños. Yo prefiero estar aquí. Mi hija vino a ver el centro y me dijo que iba a estar muy bien", cuenta la mujer. "Los niños siempre me gustaron, crié cinco nietos", añade.

Jesús Fernández ya le ha hecho saber a todos los compañeros que prefiere que le llamen Tito. "Todo o mundo me chama así, dende a escola", cuenta el hombre.

"O lunes outra vez para aquí. Ata o autocar é fantástico", se ilusiona Mari Carmen Ribao, que viene desde Pereiro de Aguiar. Cuenta que durante la mañana han hecho gimnasia y han visto las instalaciones. Me presenta a su amiga, Anta. "Esta é a miña amiga, e aquela, e aquela", dice, sacándole la sonrisa al resto.

"Aquí saio ao sol e quédame cerca da casa do meu fillo, que vive en Mariñamansa. Creo que o contacto cos rapaces está moi ben. Aquí quedarei o que me quede de vida", relata Amable Anta. Desde la sala de gimnasia descansan, empiezan a conocer a los trabajadores del centro y miran a los niños. El proyecto empieza a funcionar. 

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