El turismo en la República Dominicana se paralizó hace tres semanas con la llegada del coronavirus. Los hoteles cerraron sus puertas con almacenes llenos de alimentos. Es ahí donde el papel de Xacobe 
Díaz y Alejandro Díaz, dos primos ourensanos que residen en La Altagracia en el complejo en el que trabajan, cobra protagonismo. "Los almacenes están llenos de productos que se van a estropear, por eso decidieron donarlos", explica Xacobe.
Los dos recorrieron el camino que les separaba con Monterrey, un poblado de Boca Chica en la isla dominicana. "Estaba el pueblo en la calle, con los colmados abiertos y allí entregamos los alimentos a la ONG que los repartirá entre quienes lo necesiten", rememora Alejandro. Huevos, harina, pasta, azúcar, aceite y zumos formaron parte de esta donación. En estos momentos de crisis, la precariedad del país dificulta la situación en zonas humildes como Monterrey: "En general viven al día, pero esto lo va a sufrir mucho la clase baja", indica Xacobe.
Para Alejandro la futuro más inmediato se presenta "horrible" para los que viven con dificultades en el país. "Algunos estaban cobrando salarios bajo, por debajo de los 200 dólares al mes. Ahora se quedan sin trabajo y tienen que vivir de la calle", cuenta. En estos momentos difíciles, en un país que se ha "puesto las pilas" para luchar contra el COVID-19, la ayuda a los más vulnerables es más necesaria: "Nos sentimos muy bien de poder hacerlo, seguiremos colaborando porque esto irá a peor", señala Alejandro.
