Tras un mes de vacaciones, el Banco de Alimentos de Ourense vuelve en septiembre a su actividad, reportando desabastecimiento y falta de voluntarios para cubrir la creciente demanda de esta labor social debido a la crisis sanitaria.
Natalia González Valencia, coordinadora del organismo, confirma la "saturación" que experimentan desde el confinamiento, con el servicio bajo mínimos: "Desde marzo hasta julio ha sido una locura de trabajo", asegura, y alerta de que, tras retomar la actividad, "el almacén empieza a vaciarse rápidamente" ante el incremento de la demanda.
El banco distribuye la mercancía que llega a sus instalaciones -un almacén en la ciudad y una nave en el polígono de Pereiro de Aguiar-, después de clasificarla por tipo y fecha de consumo, y la reparte, siguiendo una lista dividida en semestres, en función del número de beneficiarios que tenga cada familia o entidad adscrita.
Las gestiones se hacen a través de un sistema de voluntariado, que ha visto reducida su participación debido a que en su mayoría se compone de personas de más de 65 años, catalogados como colectivo vulnerable ante la situación covid. En la actualidad, el banco solo cuenta con tres fijos. "Lo llevan como pueden", comenta la coordinadora, afirmando que son "personas muy comprometidas". Pese a los problemas, González tiene claro que la labor social compensa: "En ocasiones el trabajo es estresante y agobiante, pero muy satisfactorio. Cuando no llegan las donaciones o no hay suficiente cantidad para repartir te sientes impotente, pero cuando salen las cosas, la realización es impagable".
Participación necesaria
Antonio Trigo, uno de los voluntarios del banco en activo, explica que la saturación que viven desde el inicio de la pandemia "quedará en nada comparado con lo que viene este mes", que será "fuertísimo, una cascada de peticiones".
El veterano trabajador expone que su presencia y la de sus dos compañeros "no es suficiente" para gestionar todo el proceso de recepción, clasificacion y reparto, ya que a partir de esta semana "empezarán a entrar camiones con muchísima mercancía de la segunda fase del Programa Operativo del Fondo Europeo de Ayuda a Desfavorecidos (FEAD)", y aprovecha para pedir "gente que eche una mano" para "maximizar y mantener el servicio", petición a la que se suma la coordinadora, reclamando "la participación ciudadana" en la actividad del almacén, que ahora "es más necesaria que nunca".
Más de 300.000 kilos repartidos desde el inicio del confinamiento
Desde el 1 de marzo hasta el 31 de julio, el Banco de Alimentos ha recibido 306.000 kilos de productos y ha repartido 338.000 entre las 60 entidades de toda la provincia adscritas en la lista semestral, tanto de reparto como de consumo.
En detalle, las entregas contabilizan 62.000 kilos de frutas y hortalizas, 38.000 litros de leche, 9.000 kilos de carne, 1.200 de quesos y huevos, y 38.000 de patatas, entre otros. También se distribuyeron 7.000 kilos de alimentos varios como emergencia social, de los cuales 3.500 fueron donados en mayo por la empresa Gesmedical Dis y entregados al centro por la Diputación de Ourense.
En el mes de julio se repartieron 99.000 kilos de productos no perecederos correspondientes a la primera fase del plan FEAD -que lleva desde 2014 proporcionando donaciones a la organización-, y está previsto repartir a finales de octubre 136.000 de la segunda fase.
Colectivos
Además de familias, parroquias, particulares y organizaciones sociales como Cáritas o Cruz Roja, el banco también colabora con residencias para mayores en las zonas de Celanova, O Carballiño, Ribadavia y Ourense; entidades de consumo que atienden a toxicómanos, mayores sin recursos y gente sin hogar, y colectivos de extranjeros en situación de riesgo repartidos en varias localidades de la provincia.
