SOCIEDAD

Los bares de alterne resisten en el casco viejo

06.05.11.OURENSE.C.VILLAR.PROSTITUCION.
photo_camera Ambiente en la calle Pelaio, en el casco viejo de la ciudad, donde aún quedan tres bares de alterne.

Tres de ellos continúan abiertos en el casco viejo pese a la rehabilitación de los edificios para en viviendas. A mediados de los sesenta, había medio centenar de locales

La prostitución aguanta en el casco viejo pese a la rehabilitación del barrio para viviendas.  Tres bares de alterne abren a diario en las céntricas calles Cervantes y Pelaio, en los que mujeres ofrecen sus servicios sexuales, llegando incluso a exhibirse en el exterior para captar clientes. Y los tres locales sobreviven tras cerrar medio centenar que llegaron a contabilizar los vecinos entre los años setenta y ochenta.

Algunos de  los que echaron el cierre se convirtieron en mercerías, tiendas de ropa, pastelerías, despachos de pan y librerías, pero terminaron cerrando las puertas y están en alquiler. Antonio López intentó hacerse con uno, pero desechó la idea "porque es una zona con muy mala fama y no vienen clientes. Todo el mundo sabe lo que se mueve aquí", asegura.

La prostitución en la zona está en declive, pero continúa arrastrando hombres en busca de sexo. La presencia de las mujeres también atrae a indigentes en busca de cobijo. Según los datos que maneja el Cuerpo Nacional de Policía también acuden toxicómanos, porque hasta hace poco había un punto que  movían pequeñas cantidades droga. El punto de venta fue desarticulado.

Sobre algunos de los bares había habitaciones que funcionaban como pensiones. Estos inmuebles, que no fueron reformados, están ocupados en su gran mayoría por familias de origen rumano. "El ambiente que hay en estas calles no es bueno, sobre todo por las noches", comenta un vecino, Julio Pérez. Sus palabras fueron ratificadas por Arturo Rodríguez, que lleva más de 40 años residiendo en la calle Colón. "Vienen visitantes y pronto se dan cuenta de lo que hay y, en vez de entrar a los negocios, se marchan", afirma.

En los tres bares que quedan abiertos siempre hay mujeres en la puerta. Su perfil es de una mujer  de entre 50 y 53 años, en su mayoría extranjeras. Las mujeres actúan ignorando lo que pasa a su alrededor, aunque nada más percatarse de la presencia de un coche patrulla o de alguien extraño.

El antídoto: la rehabilitación urbanística y social del entorno

La rehabilitación del barrio conllevó que el Concello se hiciera con algunos locales, situados a escasos diez metros de algunos de los bares de alterne. Uno de ellos es el Centro de Interpretación de As Burgas, al que se puede acceder desde la calle Villar. Otro es el Centro Cívico de la calle Colón, donde también hay oficinas municipales. Es más, cerca de uno de los bares de alterne funciona una guardería. El Concello también habilitó una oficina, situada justo en un inmueble que en los años ochenta albergaba el bar de alterne Paraíso. Esta oficina la ocupó la Policía Local con el objetivo de patrullar por el casco viejo, pero en la actualidad está cerrada.

El Concello tiene previsto continuar con la rehabilitación del casco viejo. En el actual grupo de gobierno lamentan que los bares en que se ejerce la prostitución continúen abiertos, pero aseguran que no pueden hacer nada mientras los dueños quieren mantener la actividad, que hay una licencia concedida y no se pueden echar a nadie.

Ahora, el responsable del proyecto de rehabilitación, José Manuel Oliver, tiene la esperanza puesta en la urbanización prevista en un solar, situado en el número 10 de la calle Pelaio. "Una vez que se comience a construir y se urbanice la zona, los bares seguro que cerraran por su propio peso, por la falta de clientes", aseguró. El terreno es privado y los dueños tienen que ponerse de acuerdo y consensuar la utilidad que le van a dar. José Manuel Oliver entiende que es un buen lugar para construir un hotel e incluso un geriátrico y viviendas.

Te puede interesar