La batalla de 2023, ya en marcha

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Aunque todavía quedan más de dos años para las elecciones municipales, los partidos políticos ya trabajan con la vista puesta en las urnas. Los terremotos a nivel estatal tienen también sus réplicas en Ourense

Tras un ciclo electoral cargado de citas con las urnas (entre 2019 y 2020 los ourensanos fueron a votar cuatro veces), si no sucede nada extraño el panorama está despejado hasta el 28 de mayo de 2023, fecha en la que están fijadas las elecciones municipales, tras las que se renovarán las corporaciones de los 92 concellos y la Diputación. Esa batalla, sin embargo, está ya en marcha en cada una de las organizaciones políticas, con movimientos que ya han empezado para tratar de apuntalar proyectos y que se ven condicionados por los terremotos que se están sucediendo a nivel estatal, con réplicas que afectan también a Ourense.

Centroderecha

Es el caso, por ejemplo, de la pelea por el apoyo electoral en el espectro que abarca desde el centro a la extrema derecha, en el que las últimas elecciones catalanas han dado un espaldarazo a Vox frente a PP y Ciudadanos. Ourense ha sido, sin embargo, de los pocos territorios en los que los populares han sabido contener a sus competidores, aunque ya en 2019 vieron como se les escapaban votos hacia las otras dos formaciones.

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El PP de Manuel Baltar parece respirar tranquilo con Ciudadanos ("está muerto", dijo el líder popular), un partido que parece estar ya en la lona al borde del KO después de sus descalabros en las últimas Generales y en las elecciones de Cataluña. A eso se suma que su estructura en la provincia ha saltado por los aires al perder a cinco de los nueve concejales que obtuvieron en 2019, a lo que se suma la espantada de su única diputada provincial en Galicia, Montserrat Lama.

Aunque el PP es claro beneficiado de esta crisis, parece que también Vox ha olido sangre y quiere volver a tener visibilidad. Tras esnafrarse en las Autonómicas del pasado verano, poco más de medio año después de superar los 13.000 votos en las Generales, el partido ha recompuesto su gestora y ya se deja ver en las calles de la ciudad, además de contar con una nueva sede. Espoleados por el sorpasso en Cataluña, quieren nuevas conquistas.

En este espectro, la provincia tiene, no obstante, sus propias claves y en menos de dos años desde los últimos comicios locales han sucedido demasiadas cosas que cambian radicalmente el escenario de la ciudad, pieza clave de la batalla por la Diputación. Democracia Ourensana, el partido que gobierna, se rompía en septiembre. Aunque los de Gonzalo Pérez Jácome subieron como la espuma desde 2011 pescando votos de todas las formaciones aprovechando el descontento generalizado, el desgaste de lo sucedido y la complicada tarea de gobernar una ciudad con solo tres concejales puede ser un hándicap insuperable.

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Izquierda

Los problemas en DO son en principio una buena noticia para el PP pensando en retener la Diputación, pero también para las fuerzas de izquierda, que tratan desde el inicio del mandato de exprimir el controvertido pacto entre Jácome y Baltar. PSOE y BNG son las dos formaciones que parten en una mejor posición. Los socialistas fueron ya en 2019 la primera fuerza en la ciudad, aunque después no les sirviera de nada, y no paran de moverse en busca de mociones de censura en Ourense y Diputación mientras que los nacionalistas han cogido la buena ola y su posición como primera fuerza de la oposición en el Parlamento de Galicia puede ser otro empujón de cara a la cita de 2023. Más difuso es el panorama para la izquierda rupturista, cuya división ya les dejó claro en mayo de 2019 les condujo al fracaso al quedarse sin representación en el Concello de Ourense. Podemos ha dado algún síntoma de querer renovarse. De Ourense en Común nada se sabe y En Marea ha quedado reducida a cenizas. Todos tienen dos años para rearmarse. Tanto tiempo y a la vez tan poco. La batalla ya está aquí. 

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