Beatriz López: "Poner el foco en el consentimiento es un avance para todas las mujeres"

Beatriz López Varela es la directora y abogada del Centro Municipal da Muller

En el despacho de Beatriz López Varela (Ourense, 1970), directora y jurídica del Centro de Información á Muller de Ourense (CIMM), la luz natural se cuela por todos los rincones, y se multiplica en un espacio con las paredes y el mobiliario en blanco. No es fruto del azar. “En este edificio -Rúa do Ensino 24- escuchamos historias muy grises y oscuras, hay que darles un lugar confortable”, asegura mientras le hacen la foto.

Además de directora desde hace unos meses, es la asesora jurídica del centro, al que cada vez llegan mujeres más jóvenes. En la presentación de los actos del 25-N, dio un dato preocupante: atienden a víctimas de 14 y 15 años.  No en vano, hubo siete delitos de violencia de género cometidos en la jurisdicción de menores en el año 2021  frente a los 5 registrados en 2020.

¿Estamos desandando el camino?

Quiero pensar que no. Ahora, las cosas se llaman por su nombre. La violencia de género se identifica. Casi siempre, cuando son tan pequeñas, vienen aquí a través de sus madres y padres. El abordaje es complicado; la toma de conciencia de la situación con menores es complejo porque el sentimiento de protección de los progenitores, en un primer momento, les invita a ser invasivos. Ese no es el camino, sino acompañar para que sea la menor la que tome las decisiones. Han pasado de la dependencia de los padres al sometimiento de su novio y hay que transitar por un proceso de acompañamiento y toma de decisiones. Tienen que convertirse en un lugar de refugio no de control con ánimo de protegerlas. Si tiras mucho de la cuerda puede romperse a favor de la relación tóxica y violenta que tiene con el novio.

Pero la violencia a edades tempranas es inquietante...

En la forma de vivir las primeras relaciones y el amor romántico,  me da la sensación, con respecto a mi generación, que los  jóvenes han retrocedido en conquistas que teníamos superadas. Por eso es tan importante la formación y sensabilización en todas las edades. Ahora, los chicos y chicas están expuestos a unos riesgos y problemas nuevos: las redes sociales. Los estudios nos dicen que el 23% de los niños entre 12 y 15 años, sobre todo mujeres, tenían peticiones sexuales a través de las redes. El Pacto de Estado lo dice: hay que trabajar en romper el silencio y en sensibilización desde edades tempranas. El consumo de porno o prostitución grabada empieza a los nueve o diez años y a los 16 es habitual, con todo lo tóxico que es para una relación sana.

Aquí, en el CIMM, sanamos a las supervivientes, a las personas heridas. Ese es el 80% del trabajo diario, pero hay que insistir en prevención.

¿Esas adolescentes son víctimas de violencia en todas sus manifestaciones?

No me gusta hacer distingo a la hora de hablar de violencia. La física es fácilmente identificable, pero la experiencia nos dice que la psicológica es bastante más dañina y las heridas que deja son muy difíciles de curar. La violencia sexual también cuesta identificarla porque perdura el mito de que tengo que consentir si tengo una relación. Y solo sí es sí, no deberíamos desvirtuar ese mensaje. El consentimiento es muy importante. Además, nunca se da una única violencia, incluso a edades tempranas.

¿Desde la pandemia han notado un repunte?

En pandemia, fue muy complicado trabajar con las víctimas, aunque mantuvimos el vínculo con las que ya conocíamos, pero el asesoramiento ex novo fue complicado. Cuando empezamos a salir, afloraron muchos casos y los que se agravaron con la pandemia. Hubo un repunte, sí.  De todas formas, nuestras atenciones crecen año a año. No bajaremos este año de los 200 nuevos expedientes.

Y encima la crisis …

La situación económica y social lo complica todo. Pero  las víctimas están en todos los estratos sociales, culturales y económicos.

Cuando entra en estas dependencias una mujer, ¿qué les reclama?

Puede venir por ella misma. Hay algo en su relación que no va bien. No se encuentra bien, incluso con síntomas físicos. Pero aquí no entra una mujer diciendo que sufre violencia de género. Ese no es el discurso. Hay un proceso de identificación de lo que le ocurre que tarda más o menos. También hay mujeres que vienen y no siguen porque no es su momento, pero pueden volver cuando quieran. Hay que ser muy respetuosas y lo somos. O puede venir derivada de instituciones sanitarias, policiales, judiciales ... Después aquí hay un acompañamiento jurídico, psicológico o social.  

¿Tardan en acudir?

Casi siempre ya vienen muy dañadas. La violencia es un proceso largo que empieza con el control, pequeños gestos de humillación y se va subiendo en intensidad. El maltratador genera un ambiente propicio de exclusión de la mujer, control, dominación, humillación, aislamiento de ventanas abiertas (amistades, familia ...) y hasta autoinculpación. Después, empieza la violencia física.

¿Muchas víctimas viven atrapadas en una espiral?

La violencia funciona en tres fases: acumulación de tensión, explosión y la luna de miel. Esta última confunde muchísimo a la víctima, porque cuando el agresor detecta que la mujer puede buscar ayuda o ve que se ha pasado un poco con sus actos empieza a arrepentirse. La mujer baja las defensas y se aferra a la relación idílica. Después, empieza el ciclo terrible de nuevo, como un hámster en una rueda, que la aísla más y la mate más en el pozo.

¿Les llegan casos de mujeres ancianas que dicen basta tras décadas de violencia?

Sí, sí ... Personas muy mayores y valientes que deciden que no pueden más y rompen la relación.

Mil denuncias al año en Ourense. ¿La punta de iceberg? ¿Hay muchas más víctimas?

Por supuesto. Y la retirada de denuncia no significa que no sea cierto, solo que no es momento de esa mujer. A la mujer le cuesta muchísimo denunciar, el proceso judicial es una travesía en el desierto muy complicada. Aquí apoyamos su decisión, sea la que sea.

¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en la cosificación de la mujer?

Terrible. En edades tempranas, sobre todo. Y fomentan los sesgos de género. Por eso es tan importante la formación.

¿La Ley del solo sí es sí ha sido oportuna? ¿Mejorable?

Me preocupa mucho el ruido, porque perjudica a las mujeres.. El foco debe estar en el apoyo a las víctimas y que las leyes les generen un marco de protección y confianza. Hay que esperar a que se asiente y corregir lo que haya que corregir por personas formadas en género. Es una ley necesaria. Poner el foco en el consentimiento es una avance para todas las mujeres.

¿Falta formación en género?

Hay mucha, pero queda camino por recorrer en todos los ámbitos.  

Y el mito del amor romántico… ¿Pervive? 

Por supuesto,  y está muy claro que el que bien te quiere no te hará llorar.

¿Qué  mensaje damos en este 25N?

Hay que trabajar en educación y sensibilización desde edades tempranas, y en red, a la hora de atender a las víctimas. 

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