SECTOR VITIVINICOLA

Bodegas foráneas exploran negocio en Ourense por la calidad del vino

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photo_camera Superficie dedicada a viñedo en la comarca del Ribeiro.

Las operaciones de compra se basan en el valor del producto, pero también en la falta de relevo generacional en el sector

El sector de la viticultura se está transformando y las grandes enseñas de otras denominaciones de origen han visto negocio en Ourense. ¿Cuáles son las razones? Calidad del producto, pero también problemas en la transmisión de la propiedad. Esa dicotomía es la que ha llevado a marcas como Pago de Carraovejas a entrar en el Ribeiro a través de las etiquetas de Emilio Rojo y Viña Meín. No es la primera operación de compra que se hace, posiblemente no será la última.

"Nadie apuesta por comprar aquí si no ve posibilidades de negocio", detalla Juan Manuel Casares Gándara, presidente de la Denominación de Origen Ribeiro. "Si vienen es porque creen que merece la pena", coincide Ana Méndez, de las bodegas GRM (Grupo Reboreda Morgadío). "É unha boa nova ser un investimento atractivo para adegas de renome como Pago de Carraovejas e outras que por aquí xa andan", apunta también Xosé Carballido, Ingeniero Facultativo de la Consellería de Medio Rural.

Sin embargo, pese a esas coincidencias, la viticultura de la provincia arrastra cadenas. La falta de relevo generacional o la estructura de la propiedad de la tierra son dos factores concluyentes. Según el Ministerio de Agricultura, O Ribeiro supone el 24% de toda la superficie de las denominaciones de origen de vino gallegas. Valdeorras ocupa el 13%, el mismo porcentaje que Ribeira Sacra, mientras que Monterrei se queda en el 6%. Pero la más importante de Galicia, Rías Baixas, por si sola acapara el 44% de superficie total.

Casares Gándara detecta "un envejecimiento muy elevado de los productores, una pérdida de efectivos y un incremento de hectáreas que quedan a monte por falta de cultivo". Cree que "el acceso de los jóvenes es muy bajo y la estructura de la propiedad de la tierra añade dificultades". Carballido sostiene que "a pena é que non exista relevo xeracional para manter a titularidade nos seus creadores, ou empresariado autóctono que asuma o investimento". Y concluye: "En todo caso, o diñeiro é de quen é, pero o territorio é onde é".

En el Ribeiro hay 5.752 viticultores que han producido en la campaña 2016-2017 88.544 hectolitros, pero Rías Baixas, con casi la misma cantidad de productores (5.243) ha comercializado 235.178 hectolitros.

El presidente de la Denominación de Origen Ribeiro aprecia también "una desmovilización de la tierra, cuesta cederla, venderla y alquilarla", lo que imposibilita la modernización del sector. Desde el punto de vista profesional reconoce que "muy pocos viticultores viven de esto, hay una cantidad muy importante que cultivan como rentas complementarias, una especie de viticultor de fin de semana".

Pero también hay empresas de casa que hacen los deberes. Ana Méndez, del grupo GRM, detalla que están llevando a cabo una plantación de cuatro hectáreas en la zona de Osmo dentro de un ambicioso plan de que abarca más hectáreas de cultivo. Cree que las operaciones de compra que se están dando últimamente "dan mucha publicidad al Ribeiro porque aquí hay un buen producto; esa publicidad también se dio en Rías Baixas y les ha ido muy bien".

Carballido también entiende que las compras se producen porque "non poderán conseguir nunca na súas zonas xeográficas viños coa personalidade e singularidade dos viños galegos, con características edafoclimáticas propias da nosa viticultura Atlántica, pois estes bens son inexpropiables, inimitables e indeslocalizables". Indica que "podes plantar albariño, treixadura ou godello en La Rioja, e obter un viño de grandísima calidade, pero sempre serán distintos dos nosos, polo factor terra e clima. Polo tanto, cando se instalan aquí é porque que algo estamos facendo ben". 


Un escenario heterogéneo con altibajos en diez años


Si no se produce un "efecto llamada" la viticultura ourensana puede sufrir un frenazo o, incluso, pasar a manos de marcas de otras denominaciones de origen, como se están dando casos. Según datos del Ministerio de Agricultura e interpretados por el Foro Económico de Galicia, Valdeorras perdió un 11,9% de su superficie cultivada entre 2007 y 2017; Ribeiro perdió un 18,7%, Ribeira Sacra ganó un 1,6% y Monterrei se disparó un 53%. Este último caso representa una conquista de actividad, aunque es la D.O. más pequeña de Galicia: ganó un 29,9% de viticultores, un 8,7% de bodegas y sus ventas crecieron un 272%. En la Ribeira Sacra descendió un 15% la cifra de viticultores, un 11,9% el número de bodegas y cayeron las ventas un 9,9%. En Ribeiro, sin embargo, las ventas crecieron un 60,9% pese a que el número de bodegas descendió un 3,4% y los viticultores un 4,5%. En cuanto a exportaciones sobre ventas brutas, según el Ministerio de Hacienda, en Monterrei suponen un 12,7% del total; en Valdeorras, un 4,1%; en la Ribeira Sacra, un 9% y en Ribeiro, 9,2%.

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