“Un buen retrato requiere empatía con el personaje'

Gloria Rodríguez huía de la vorágine capitalina de Madrid cuando llegó a Ourense. Aquí se ha establecido como profesional con la escuela de fotografía 'La petite école'. Este fin de semana (del 24 al 26) impartirá un taller de retrato con luz natural en el centro cultural Marcos Valcárcel.
¿En qué consistirá el taller?
Serán 12 horas intensivas explicando cómo hice mis retratos. Fundamentalmente me centraré en la luz natural, que es como a mí más me gusta retratar. Los asistentes también me verán trabajar y aprenderán a sacar una foto de modo que quede digna de una manera muy rápida y sin grandes medios.

¿Cuáles son las características de un buen retrato?
Para mí es fundamental la luz y que exista una empatía y buen trato hacia el personaje.

¿Y cómo es deseable para un fotógrafo que sea el retratado?
Sobre todo que se deje llevar, que esté relajado como en el médico. A algunas personas la cámara les inquieta mucho y a veces es complicado hacerle fotos a alguien en muy poco tiempo. Yo vengo del mundo de la prensa y allí todo va muy rápido. Lo mejor es tener algo de tiempo y que el personaje esté abierto a la foto.

Aunque al final una foto sea la captura de un solo instante, ¿transmite los sentimientos del retratado?
Efectivamente. El retrato hay que cuidarlo mucho porque es un instante fijado en el tiempo. De la cantidad de movimientos que tiene una cara, el fotógrafo debe dar lo mejor de la persona en ese instante. Yo miro bien a la gente porque no todos podemos ser retratados de la misma manera.

¿Por qué prefiere la luz natural al estudio?
Los estudios y platós suelen ser grandes, están vacíos y no son el entorno natural de la persona, que está como perdida. Me gusta el estudio pero cuando se trata de una superproducción. Para un retrato más normal prefiero la luz natural en su casa, un rincón o la calle.

¿Hasta qué punto es partidaria del uso de retoque digital?
Retoco muy poco y estoy muy en contra, tanto estética como éticamente, de un uso excesivo de Photoshop. Parte del encanto de la fotografía es que miente, como todas las artes, pero hay que hacerlo lo más verdadero posible. Por supuesto que retoco mis fotos, sobre todo cuando son promocionales. Si una persona vive de su cara y un día se ha levantado con ojeras o un grano, se lo quito. Lo que no voy a hacer es cambiar su nariz o su expresión.

¿Cuál es su historia con la fotografía y con Ourense?
Con la fotografía es desde que era una niña, quizás porque llena mi curiosidad, me ayuda a expresarme y permite captar aquello que quiero tener. Mi historia con Ourense comenzó viviendo en Madrid y estaba ya un poco harta del estrés. Quería irme y hacerlo a una ciudad pequeñita.

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