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La cabaña del Miño, un mar de sosiego pese al salto a la fama

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photo_camera La casa de la nueva inquilina, con un cartel en la puerta en el que advierte de que no está disponible.
Mientras se incorpora un nuevo "chalé" al Miño, Asuntos Sociales sigue a la espera de Pepe Saburido

La  inquilina del chalé de barro del paseo del río Miño sigue su vida y, apenas un día después de que su "obra de arte" saliese a relucir en las páginas de periódico,  sigue disfrutando de la tranquilidad y discreción que ofrece la zona, alejada de curiosos. La casa no suscitó grandes miradas por parte de los viandantes, debido a que está alejada del paseo principal hacia A Lonia–en un sendero de tierra que circula en paralelo en una zona de difícil acceso–.

 La propietaria continúa con su vida, con  actividades diarias como la colada y, sobre todo, manteniendo limpio el entorno que la rodea. Esta "creadora", que no quiere atender a los medios, e incluso colocó un cartel en la puerta para advertir de que estaba descansando, vive alejada de las masas, aunque en una zona peligrosa. Ahora está en la mesa de la Concejalía de Asuntos Sociales  tomar algún tipo de ayuda a esta mujer, después de que la Policía Local remitiese el informe tras la inspección del pasado 28 de agosto.

 La inquilina, que asegura que construyó a mano su casa, también ha explicado que la asistenta social es conocedora de que reside en esa propiedad. Mientras tanto, la concejala de Servicios Sociales, Eugenia Díaz Abella, quien asegura que aún no ha tratado este asunto, recuerda que los servicios sociales están "siempre abiertos a todos y buscar la mejor salida". Recientemente, recibió a José Saburido, el jubilado al que le quemaron su vivienda del paseo del Miño, al que trasladaron que estudiarían concederle algún tipo de ayuda: "Le pedimos documentos, pero a día de hoy no ha aportado nada, no ha vuelto a venir. Pero aquí la puerta nunca está cerrada". 

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