Los cabezudos y las charangas ponen el color en la ciudad

Dos de los iconos del Entroido ourensano tomaron las calles para hacer las delicias de los disfrazados, quienes mostraron que la pandemia reforzó la necesidad de celebrar en grupo

La ciudad vivió ayer una jornada de Entroido mágica, en la que las calles se llenaron de vecinos y turistas, en su mayoría disfrazados, quienes demostraron que, tras las dos últimas ediciones que la pandemia truncó, las ganas de celebrar y disfrutar en grupo estaban en niveles máximos. 

Los más pequeños también tuvieron su ocasión de participar en una de las fiestas con más tradición de la provincia, ya que contaron con dos fiestas infantiles, una celebrada en la Praza Maior y la otra en el centro comercial Ponte Vella. La afluencia fue buena, y los padres disfrutaron a partes iguales de un evento que no entiende de edades.

También fue el día en el que volvieron a las calles los tradicionales cabezudos, acompañados de las charangas. Sus desproporcionadas figuras dotaron de color y espectáculo visual a la jornada. Los ourensanos vivieron intensamente estos desfiles, casi todos con sus disfraces, entre los que no faltaron los “grandes éxitos” de la temporada, como Las Tanxugueiras o los personajes de la popular serie de televisión coreana “El juego del calamar”.

La magia de esta fiesta no quiso quedarse en la ciudad, y llegó también hasta los vecinos de A Valenzá, que celebraron con una “sesión vermú” por todo lo alto el regreso de un evento para el que ya casi no quedan restricciones, una vez se eliminó la necesidad de exhibir el pasaporte covid en la hostelería

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