Ocho de cada diez estafas, robos y daños en Ourense quedaron sin esclarecer

Más de la mitad de los delitos que se cometen en la provincia de Ourense quedan impunes. O lo que es lo mismo, solo 4,6 de cada diez se esclarecen, según los datos que maneja el Ministerio Interior. Esta cifra de infracciones penales en el cajón tiene dos lecturas, una menos mala. Por un lado, hay muchos delitos, sobre todo aquellos que atentan contra el patrimonio, que quedan impunes pero, por otro, la tasa de resolución en Ourense es mejor que otras. La media española fue del 34.9% (en 2020) y la gallega alcanzó el 42,1%. Además, la tendencia de los últimos tres años es positiva: aumentó el esclarecimiento en cinco puntos. Lesiones En la Comisaría de la Policía Nacional aseguran que las cifras hay que desmenuzarlas porque “en los delitos más graves, aquellos que atentan contra las personas y causan gran alarma social, como los homicidios, lesiones o en la violencia de género se detiene al infractor”. Los dos homicidios registrados en 2020, que le costaron la vida a la joven Nerea Añel y a Evaristo Amorín están judicializados y uno de ellos incluso sentenciado (once años de cárcel para Jonatan Rodrìguez, el cliente del bar Novo que degolló al hostelero porque no le fio droga). No obstante, en la provincia hay cinco crímenes sin resolver que aun no han prescrito porque no han pasado 20 años desde que se perpetraron. Las estafas denunciadas, el delito que más ha crecido en los últimos cinco años, se ha consolidado como un nicho de “negocio” para el delincuente más tecnológico. El 94,6% de las perpetradas en un año quedaron sin autor. En las bancarias, alcanzan el 88,3%. En cuanto a los daños en propiedades ajenas, una infracción en la que tienen cabida los actos vandálicos como la proliferación de pintadas en la ciudad, quedan impunes en ocho de cada diez casos. Por contra, los delitos contra el patrimonio también figuran entre los peor parados: el 78% quedaron en el aire en 2020, un porcentaje muy similares en los años procedentes. Los robos con fuerza en todas sus modalidades (en el interior de los coches, viviendas, locales comerciales) o los hurtos acumulan los peores registros junto a los hurtos. El 80% de los robos en casas cuando no está en morador (257 en un año) quedó sin castigo. Según la Policía Nacional, son sustracciones muy profesionalizadas. “Los ladrones buscan joyas y dinero y en ocasiones forman parte de grupos criminales itinerantes que se mueven por todo el país”, aseguran fuentes del cuerpo. La sustracción de carteras, móviles, ropa, perfumes o comida del supermercado (los más habituales) no acaban bien para los perjudicados. Sólo se salvan los móviles sustraídos -los Iphone son los más fáciles de colocar en el mercado negro- que sí se recuperan en un 98% porque, según explica un agente, “dejan rastro cuando están activos”. Los robos con violencia o intimidación en establecimientos (atracos a farmacias, estancos o bancos), asaltos en viviendas habitadas o aquellos que se cometen en la vía pública (las “sirlas” de bolsos, sobre todo) salen mejor parados: se resuelven más de la mitad. No sólo se perpetran con testigos delante (las víctimas) sino que detrás de la autoría suelen estar personas con problemas de adicción de las drogas que “está fichadas” (reincidentes) por la Policía Judicial.