El calor seguirá yendo a más y la sequía amenaza

Además del tiempo, hay otros factores como la demografía, el sector primario, el sector servicios o el turismo que cambiarían en la década del AVE

El tiempo seguirá cambiando. El clima se moverá hacia tendencias de más días y noches de calor, menos jornadas de lluvia, periodos de hasta 35 días seguidos sin caer ni una gota y, sobre todo, un aumento de episodios extremos.

La temperatura media escalará de los 15 grados actuales a los 15,9 que se esperan en 2030, las mínimas será más suaves –de los seis actuales subirán hasta los 6,6– y los días a bajo cero permanecerá inalterables–40 en la actualidad, 39 dentro de 11 años–. Todo esto hace que, como piden los expertos, se diseñe un plan de acción que se adapte a la nueva realidad. Población Total

La reducción de capital humano es evidente. Atrás, muy atrás quedan los 440.000 habitantes de hace medio siglo. Ahora, Ourense atesora 309.000 residentes. En 2030, las proyecciones estadísticas rebajan la cifra a 286.839 habitantes.


Nacimientos


La crisis de nacimientos amenaza con agravarse. Parece que los próximos años se seguirá perforando la cifra. Ahora nacen 1.645 al año, en 2030 se esperan 1.387. Morirán los mismos y el saldo vegetativo estará ya en -3.000. Urgen soluciones.


Más calor


Ourense podrá vender al exterior el clima caluroso en su paquete turístico. Frente a 47 días cálidos actuales, se llegará en 2030 hasta los 61. Más opción de abrirse al turismo.  Las noches cálidas (ahora 50 al año) llegará a las 70 dentro de una década.


Extranjeros


Si de algo podrá presumir Ourense es de interculturalidad y cosmopolitismo. Ahora, ya casi un 11% de la población ha nacido en el extranjero (33.527), pero en una década se espera que ya sean más de un 16% (45.562)  los que vengan de fuera.


Pensiones


En 2007, los pensionistas cobraban de media 499 euros al mes. 11 años después, a cierre de 2018, llegaban 703 euros, un 40%. Con una progresión similar, se espera  que, por fin, en el horizonte 2030, los ourensanos superen los 1.000 euros al mes.


Menos lluvia


El cambio climático ayudará al turismo y no tanto a los cultivos tradicionales. Lloverá menos (4,8 l/m2 ahora, menos de 4 en 2030), habrá cuatro días menos de lluvia al año, más sequía (35 días seguidos sin agua), pero más intensa cuando caiga.


Envejecimiento


El envejecimiento va a más, lo que especializará a Ourense en el cuidado de los mayores. Ahora, el 31,4% de la población tiene más de 65 años; en 2030, será ya el 36% del total. Las jubilaciones masivas de babyboomers abrirá puertas para los jóvenes.


Emigrantes


Los ourensanos emigrarán menos. La provincia será receptora de capital humano, dando al traste con la tendencia histórica. Hoy se van al resto de España 340 más de los que llegan; en 2030, llegarán 100 más de los que se van.


Turismo


La llegada del AVE, nuevas infraestructuras y una tendencia que invita al optimismo. Se espera doblar el número de turistas,  multiplicar casi por tres los viajeros de tren desde Madrid y contar con vías rápidas a León y Lugo. Más y mejor comunicados.


Reto para el sector de la agroganadería


Cambiará la gente, cambiarán las comunicaciones y cambiarán las condiciones climáticas. Así pues, si hay un sector que deberá adaptarse es el agrícola, tan tradicional de la provincia de Ourense. Los cereales o especies autóctonas tendrán menos rendimiento. Necesitan frío y zonas punteras de estos cultivos, como A Limia, se resentirán, según mantienen los expertos. Más sequía, más calor y más inundaciones, lo que, sin duda, no contribuye a mantener el modelo actual.

La ganadería también sufrirá, como ha venido haciendo los últimos años. Los lamentos desesperados de muchas personas de la alta montaña oriental de la provincia, que veían cómo sus animales se morían sin pastos o sin agua que beber empezarán a ser una imagen cada vez más habitual. Las previsiones hablan de más gastos en las explotaciones ganaderas para comprar forraje ante la reducción de los pastos propios.


Oportunidades


Pese a que cultivos y profesiones típicas se resentirán, también llegarán nuevas oportunidades. Se espera que el vino se abra a nuevas oportunidades de negocio, pudiendo cultivar cada vez más variedades y elevar la producción de los viñedos de altura. También el pujante sector de la oliva tiene perspectivas de ir a más, gracias a un clima más seco. Se espera que de cara a la próxima década coja todavía más peso y entren en la provincia nuevas variedades de cultivos como pistacho, almendra o los arándanos.

Uno de los riesgos de cara al paraje natural ourensano en los próximos años es el denominado "estrés hídrico", que anticipa el profesor del Campus Francisco Javier Rodríguez Rajo. Menos días de precipitaciones y menos agua para las plantas. "Eso puede traer menos cosecha y más enfermedades", indica.

Tanto él como otro experto en cambio climático, Juan Antonio Añel, han advertido en diferentes ocasiones de la pujanza del cambio climático, que pegará con fuerza en Ourense, "con lluvias más concentradas".

Otro de los riesgos que ha de afrontar dentro de una década el paisaje de la provincia es la voracidad cada vez mayor de los incendios forestales. Para 2030, se espera que, si no hay una correcta ordenación del monte, las "tormentas de fuego" sean cada vez más habituales. Son los denominados incendios de "sexta generación".

La aceleración de la despoblación no ayuda. Siguiendo las tendencias, en 2030 habrá ya más de 200 aldeas vacías. 

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