Las rebajas recuperan fuelle y las ventas aumentan o se mantienen para los comerciantes ourensanos que, sin las largas colas de antaño, ven revivir el final de temporada gracias al calor y a los grandes descuentos.
La escena es la misma temporada tras temporada, las tiendas cubren sus escaparates con gigantescos carteles y llamativos descuentos que invitan a comprar y a gastarse una buena suma de dinero con la que renovar el armario de la temporada.
Sin embargo, los hábitos han cambiado, las colas han descendido y las rebajas se han incrementado respecto a años anteriores, en eso coinciden la mayoría de los comerciantes de la ciudad. En eso y en que a pesar del miedo que tenían a la bajada de las ventas por los descuentos que se llevan a cabo a lo largo del año, parece que este final de temporada está siendo algo mejor que los anteriores.
El calor tardío y unos porcentajes de rebajas mayores, parecen haber contribuido a aminorar el golpe que pudo suponer la liberación de estos periodos. Algo que se nota, sobre todo en el centro de la capital, donde, desde primera hora, el trasiego de gente con bolsas de diferentes comercios es constante.
En las grandes tiendas de la zona centro, los comerciantes coinciden en que se ve más movimiento y que, a pesar de que durante el año hay descuentos puntuales, al contrario de lo esperado, estos no han afectado a las ventas veraniegas.
La explicación está, para muchos de ellos en la "mala campaña porque el tiempo no acompañó", o en que los descuentos son, desde el principio, algo más elevados; “Los porcentajes son casi del 50% desde el inicio, están medio obligados al tener también descuentos durante la temporada”,afirmó la encargada de una céntrica tienda.
La situación sin embargo, es algo diferente en el pequeño comercio, donde viven el periodo de los saldos de otra manera. Para las boutiques y tiendas de grandes marcas, cuya clientela es más selecta, este periodo es prácticamente irrelevante. Algunas reconocen no hacer siquiera descuentos porque “sus clientes compran igual”, mientras otras, la mayoría, los hacen pero con los porcentajes "de siempre" porque, coinciden, su clientela es fija y con las rebajas “no se vuelve loca”.
El resto de pequeños negocios sí que hacen descuentos, de hecho más de los que querrían. Sus ventas están siendo iguales o mejores que otros años, pero también se ven abocados a realizarlos continuamente, "cuando las grandes tiendas los hacen". Algo que para ellos no es tan beneficioso como para el gran comercio.
Los clientes llegan buscando los saldos, "algunos incluso la ganga, aunque el producto sea más feo", explicó una empleada. A diferencia de antes, compran más por la necesidad que por capricho, pero "al menos vuelven a comprar", al menos vuelven a dar vida a un periodo que estaba agonizando. Para la vuelta de las grandes colas, eso sí, "todavía queda mucho", repiten casi al unísono.
