Ha detectado hasta ocho familias habitando una vivienda y la aparición del subarrendamiento de camas

Cáritas alerta del hacinamiento en pisos de Ourense como consecuencia de la crisis

Pisos de tamaño medio en los que llegan a residire hasta ocho familias. La sobreocupación de viviendas a través del subarrendamiento de camas es un fenómeno habitual en grandes urbes, pero que Cáritas ya comenzó a detectar en Ourense.
El hacinamiento de personas en una misma vivienda e incluso en una sola habitación ya no es un problema sólo de las grandes urbes con presencia importante de población inmigrante. La asociación religiosa Cáritas ya detectó este problema en la ciudad. ‘Las demandas de ayuda para vivienda (pagos de hipotecas, alquileres, mensualidades anticipadas, embargos y desahucios) se multiplicaron un 300% durante este año’, aseguró el presidente del colectivo, Miguel Pérez de Juan.

El colectivo religioso está desbordado y no puede hacer frente a todas las peticiones, lo que conlleva que muchas familias acaben por compartir piso. ‘En la ciudad, ya hay numerosas viviendas en las que habitan hasta ocho familias, que, pese a no disponer de espacio, subarriendan las habitaciones a precios abusivos a otras personas sin recursos. Familias que viven en habitaciones porque no pueden acceder a una vivienda’, lamentó el delegado del Obispado en Cáritas de Ourense, Evaristo Rúa. La crisis económica, según Rúa, está causando auténticos ‘estragos’ en los colectivos más desfavorecidos y está creando nuevas bolsas de pobreza.

Cáritas ayuda en la actualidad a 1.200 familias, sólo en la ciudad, a salir adelante. En el primer semestre del año, el colectivo entregó 40.000 euros a personas para que pagaran sus viviendas, incluidos los recibos de luz, gas y agua. También aumentaron un 200% las solicitudes de alimentos. ‘En todo el año 2008, en alimentos gastamos 20.000 euros, y sólo en el primer semestre del año en curso ya llevamos contabilizados 12.000 euros’, apuntó Evaristo Rúa. Las peticio nes de ayuda son de lo más variada, dado que Cáritas desembolsó 600 euros en compras de calzado; 1.800 en atención sanitaria y 1.400 en pagar el transporte a personas necesitadas.

Miguel Pérez de Juan y Evaristo Rúa comparecieron ayer para anunciar que la campaña ‘dona un día de sueldo’ que tiene en marcha desde hace un mes el colectivo se va a prolongar durante todo el año y ambos no supieron precisar la cantidad de dinero que sería necesario para erradicar todos las bolsas de pobreza detectadas en la ciudad. ‘El impacto de la crisis es tan fuerte que nos obligó a cambiar nuestras prioridades de actuación, dejamos de lado las acciones de inclusión social y la formación, para focalizar nuestros recursos en casos urgentes’, recalcó Evaristo Rúa.

Por la sede de Cáritas, en la plaza Bispo Cesáreo, pasan a diario 20 personas. El perfil es de una persona en paro con edades de entre 20 y 40 años. ‘Detectamos un aumento de personas que simplemente piden ayuda psicológica para hacer frente a los problemas con su mujer, hijos o marido, ocasionados por la falta de dinero para salir adelante’, afirmó Evaristo Rúa.

‘Nos derivan muchas personas que debían ser atendidas en Servicios Sociales’


Los trabajadores, religiosos y voluntarios de Cáritas están desbordados y ya no saben cómo hacer frente a todas las necesidades que a diario se le plantean. ‘Nos vemos impotentes, porque tenemos delante a gente desesperada, angustiada, que no ve forma de salir adelante. Hay que entender, que no es lo mismo hablar de crisis económica, que estar atrapados en ella, padecerla’, lamentó Evaristo Rúa.

Entre las personas que solicitan ayuda hay inmigrantes y parados ourensanos. ‘Muchos de ellos nos piden cosas que tendrían que ofrecérselas en los Servicios Sociales de los concellos, pero no lo hacen por que la burocracia, la tramitación de los papeles llevan su tiempo cuando son personas que están desesperadas. Entonces, para agilizar y resolver su situación, nos los derivan a Cáritas’, explicó el delegado diocesano.

Cáritas lleva décadas atendiendo a personas desfavorecidas en toda la provincia. En los últimos años, el colectivo puso en marcha programas de formación para reinsertar a personas (reclusos, drogodependientes y prostitutas, entre otros colectivos marginales, en el mundo laboral. La mayoría de ellos con siguieron abrirse camino, labrarse un futuro e incluso acceder a una vivienda, ‘pero nos estamos dando cuenta que muchos de ellos, a causa de la actual situación económica, retornan a las instalaciones a pedir ayuda de nuevo’, apuntó Pérez de Juan.

Por la sede de Cáritas, además de las ayudas económicas, también pasan personas solicitando asesoramiento jurídico y profesional para defender sus derechos ante empresas y Administración por el retraso en el pago de impuestos, recibos, hipotecas, colegios, alquileres e incluso compras.


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