Los vecinos del número 26 y 28 de la calle Bernardo González Cachamuíña (As Lagoas) podrían estar conviviendo con un nuevo inquilino en sus bloques de edificios. Camina a cuatro patas y, por el momento, es de pequeño tamaño. El jueves, apareció colgado un cartel en los ascensores que informaba de la desaparición de una cría de mapache. Según dicta el aviso, “algunos vecinos han notificado que lo han visto por las zonas comunes del edificio” pero, por lo que saben en ambas comunidades, el supuesto mamífero todavía no apareció.
Sin embargo, sí generó gran expectación entre los residentes. Especialmente porque en el propio cartel se advierte que “muerde y araña”. La comunicación del ascensor perturbó la tranquilidad de una vecina del número 28, que acudió al portal contiguo para averiguar a quién podría pertenecer.
Desde este mismo bloque creen que puede ser verdad “y que pertenece a unos chicos”, dice un joven que está alquilado. Otros se muestran menos convencidos y opinan que se trata de una broma: “En este edificio (el 26) solo tenemos dos perros, somos 13 viviendas y nos conocemos todos”, explica una propietaria.
El otro mapache de Ourense
Este supuesto avistamiento de un mapache no sería el primero en la ciudad. En 2020, el barrio de Cudeiro estuvo semanas preocupado al ver como tres de estos animales se instalaban en el núcleo urbano de Acosta.
En los últimos 10 años, la Xunta registró hasta en cuatro ocasiones la aparición de este animal en territorio gallego. En 2012, en el municipio lucense de Outeiro de Rei y alrededores de Lugo, se capturaron un total de 42 ejemplares durante los siguientes 3 años. En Coruña se registraron, en 2015, tres casos aislados en los pueblos de Xestoso, Raíces y Nantón, uno de ellos de posible origen doméstico. No se encontró el núcleo poblacional en ninguno, a pesar de las campañas de trampas y el seguimiento de los agentes.
¿Un peligro?
Los mapaches, una especie invasora muy común en Estados Unidos, suponen una gran amenaza para los ecosistemas de Galicia. Serafín González, de la Sociedade Galega de Historia Natural, explica que “es una especie exótica, que debe capturarse y retirarse del medio natural”.
Las consecuencias de que se instalasen en la provincia serían devastadoras: “Compiten con otras especies, también son carnívoros, quitan alimento y depredan”, señala González.
El experto afirma que hace años se empezaron a tener de mascota, “hasta que en Lugo hubo un escape y se expandieron. Supuso un gran peligro”, recuerda.
Como consejo, ante el avistamiento de un mapache, González recomienda llamar a Seprona o a los Centros de Recuperación de Fauna.
