OURENSE NO TEMPO

La Casa da Neve

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photo_camera Postal de Pedro Ferrer, de comienzos del s XX. Colección Biblioteca Diputación de Ourense. Otra posible ubicación, por debajo de la Alameda. Si os fijáis he situado en un círculo el centro cultural Marcos Valcárcel para ayudaros a localizar la

Para ser una ciudad tan “pequeña”, Ourense tiene una historia con muchísimos “recovecos”.

Para ser una ciudad tan “pequeña”, Ourense tiene una historia con muchísimos “recovecos”. O así me lo parece a mí. Cada vez que me pongo a leer libros o prensa de antes de ayer me encuentro con detalles que me son totalmente desconocidos. En esta ocasión se trata de toda una casa, con su pozo y todo, que ignoro totalmente donde estaba situada: la Casa da Neve. Y no me diréis que el nombre no es digno de recordar.

De estas construcciones en zona de montaña ya teníamos conocimiento, y en buena lógica su existencia era previsible. Podríamos hablar de la existencia de las dos Casas da Neve origen del nacimiento del pueblo de Camba; o trasladarnos a las tierras de Celanova donde, con la ayuda de Antonio Piñeiro, podríamos conocer la que posiblemente sea una leyenda más que un hecho verídico. Existe en el entorno de la villa un monte llamado "da Casa da Neve", desde el que cuentan que San Rosendo lanzo a rodar la piedra que decidió la ubicación del Monasterio. Se justificaba el nombre del monte precisamente por la existencia de una edificación hecha por los monjes para conservar la nieve del invierno. 

Como vemos, fueron las órdenes religiosas las que buscaban aplacar calores en el terrible verano ourensano, que mucha fama tiene la calor de tierras castellanas pero poco le envidia nuestro agosto… La nieve proporcionaba placer en la bebida, al tiempo que se le atribuían beneficios para la salud y permitía la conservación de alimentos e incluso de cadáveres, motivos por los cuales las boticas monacales también recomendaban la construcción de estos “neveros”. Montederramo, Xunqueira de Espadanedo, San Esteban y Celanova eran conventos que disponían de este pequeño “lujo” en otros tiempos. De alguno aún quedan restos que se pueden visitar.

De la existencia en la ciudad, de esta edificación ha sido una sorpresa encontrar estos datos: Don Benito Fernández Alonso, en sus “Efemérides para la historia de la provincia y obispado de Orense” (B.C.P.M.P.Ou), cita en al menos dos ocasiones la existencia de esta Casa da Neve ourensana.

En 1622 nos cuenta que: “El Ayuntamiento tenía un contrato con los frailes del convento de Montederramo, para la provisión de la nieve que en la ciudad se gastaba para enfriamiento del agua y otros usos higiénicos. Se les pagaba una cantidad anual por la porción de terreno que el convento destinaba en el invierno a recoger nieve para Orense, y aquí había una casa donde se almacenaba en un pozo, que se llamaba la Casa da Neve”.

En 1655 vuelve a hablarnos del tema, diciendo: “Por estos años era tanto el calor que se sentía en la ciudad, que desde los primeros días de mayo hasta el 4 de octubre, cada vecino podía llevar de la Casa da Neve diez libras en cada una de las fiestas votivas de la ciudad, para enfriar el agua". 

 Sería ya en 1833 cuando gracias al diligente don José Adrio ("Del Orense antiguo"), volvemos a tener referencia, si no de la Casa da Neve, sí de la procedencia de la nieve en nuestra ciudad. Cuenta don José que un honorable paisano, Don Tiburcio Losada, “dueño de un primitivo cafetín establecido bajo los soportales de la Plaza Mayor", dejándose llevar por las modas que venían de la Corte, decidió ofrecer a su clientela un novedoso producto helado, elaborado a base de nieve, leche, azúcar y polvo de canela; para lo cual hizo traer a lomos de pollino cuatro arrobas de nieve desde la Sierra de "Queija”.

Y por ultimo sería injusto no citar a una de las primeras fábricas de gaseosas que tuvimos en la ciudad: “La Competidora de la Nieve”, tal vez el nombre sea por tener cerca la Casa da Neve. De ser así, según el anuncio de El Eco de Orense de 1883, estaría en la calle de San Miguel. 

Habrá que seguir leyendo libros de “ayer”, al final sabremos donde estuvo la “nevera ourensana”.

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