Crisis demográfica

Casi 10.000 ourensanos viven sin banco o colegio en su concello

photo_camera Oficina bancaria en Esgos, localidad pequeña, pero que mantiene este servicio. (MARTIÑO PINAL)
El reto demográfico trae de cabeza a las administraciones, que tratan de blindar la movilidad y los servicios sanitarios

La falta de servicios en el rural trae de cabeza a las administraciones, que luchan por ser capaces de optimizar la gestión al mismo tiempo que garantizan el derecho de los vecinos a vivir donde quieren. La despoblación y la necesaria gestión de los recursos hacen que muchos ourensanos tengan que ir fuera de sus concellos de origen para hacer cosas tan básicas como llevar a sus hijos o nietos al colegio, o incluso para sacar dinero. Otros incluso deben ir fuera para coger medicamentos porque les queda más cerca la farmacia de su ayuntamiento o porque no abre cuando debería.

A día de hoy, cerca de 10.000 ourensanos no tienen en su concello ni centro educativo para llevar a los más pequeños –la despoblación y el envejecimiento son la tónica en muchos municipios– ni siquiera un cajero automático en el que poder retirar dinero en caso de una urgencia. 

Es el triste drama de un rural que lucha por sobrevivir y que se resiste a darse por vencido. Poco a poco, sus reclamaciones han ido tomando forma y calando en los gestores políticos, que empiezan a dar pasos para revertir la situación. En el caso de la exclusión financiera, la Xunta de Galicia y la Federación Galega de Municipios e Provincias han dado el paso y lanzarán a concurso la colocación de cajeros en los concellos que carecen de sucursal bancaria (son ya 26 en la provincia). 

En el caso de los colegios, parece más difícil conseguir revertir la situación si no se consigue atraer población a los núcleos del rural. "Sin niños no hay colegio, pero sin colegio no hay niños". Esta paradoja, que señala el presidente de las Federación de asociaciones de madres  y padres de centros públicos de Ourense (FAPA Ourense), José Antonio Álvarez Caride,  sirve para dibujar la situación actual.

Se dan pasos. En Paderne, donde vivieron con profundo luto la pérdida de la escuela infantil en 2018, ya están en marcha las obras de una escuela para niños de 0-3 años, que se integrará en la red de escuelas Galiña Azul, con los fondos del Consorcio Galego de Igualdade e Benestar, de la Consellería de Política Social. "Vai haber escola, o teito quedará colocado este ano e esperamos que abra o curso que vén. Se segue habendo nacementos, esperamos que se poida ampliar a máis de tres anos. Foi unha pena cando nos pecharon a escola, porque daquela había 19 nenos en idade de escola, pero ao estar pretiño da cidade os que non teñen avós lévanos alí", explica el alcalde de Paderne, José Manuel Fernández. 

Ahora, con esta Galiña Azul han recobrado la ilusión. "Parece que hai un repunte, aínda que é lento, de xente que está a comprar casas. Esperamos que sirva para darlle vida á nova escola", añade Fernández. 

Paderne es uno de los 23 concellos que no tiene centro educativo en la actualidad. Sin embargo, sí tienen cajero. "Diso non nos podemos queixar", confiesa el regidor. No es el caso de otros, que sí integran la lista de 11 municipios con exclusión financiera y educativa. Son Petín –que, sin embargo, aprovecha su cercanía a A Rúa–, Beade, Piñor, Xunqueira de Espadanedo, Chandrexa de Queixa, Larouco, Lobeira, Trasmiras, A Bola, Pontedeva y Verea.

En este último, pese a la falta estos servicios básicos, no ven del todo un gran inconveniente su situación en cuanto al a exclusión financiera, por su cercanía a Celanova. "Sempre fomos ao banco alí", dice el alcalde, José Antonio Pérez Valado, que sí ve una prioridad mejorar la red de transporte de los vecinos. 


Lobeira no quiere morir: “Queremos unha farmacia como é debido"


Lobeira es uno de los municipios  que más ha alzado la voz en los últimos meses. Después de varias movilizaciones tras el desabastecimiento de productos en su farmacia, abandonada por su titular, ha vuelto la calma, aunque tensa. La Xunta respondió a las quejas instalando en un local cedido por el Concello una botica provisional anexa al oficina de Bande, que pese a estar equipada no ha necesitado, de momento, su apertura. El farmacéutico de Lobeira regresó, pero nadie se fía del futuro. "Agora vén todos os días,  a farmacia vai mellor, pero temos que ir á mañá e á tarde, porque fai os pedidos a mediodía", señala una de las vecinas. "O outro día, a rapaza estaba enferma, o farmacéutico non apareceu en toda a tarde e o pedido dos medicamentos quedou fóra, á chuvia, toda a tarde. A xente que foi buscar medicamentos non daba creto".  Pese a la mejora, la situación sigue sin dar confianza a la población. "Cando non está, a xente ten que coller un taxi para ir a Bande". 

Ante la inseguridad, son claros: "Queremos unha farmacia como é debido e que nos abra tamén os sábado á mañá". Si no, amenazan con volver a alzar la voz. Mientras, sobreviven con los servicios que tienen, un cuartel de la Guardia Civil "con moi boa xente"  y un centro de salud. "Pero para ir ao banco hai que ir a Bande ou Celanova, que nos poñan un caixeiro inda que sexa. Xa sabemos que case non hai nenos, pero uns columpios para cando veñen os netos, ou unhas máquinas para que os maiores estean activos non estarían mal. Se non, isto morre". 


El reto de mantener centros de salud y farmacias rurales


No todos los servicios están en entredicho en el rural ourensano, donde las administraciones también hacen un importante esfuerzo para mantener el funcionamiento de los centros de salud –uno en cada municipio– o las farmacias, que también se mantienen, aunque bajo la amenaza de cierre por su escasa facturación. Instituciones como la Diputación de Ourense han lanzado ya una partida para colaborar con estas farmacias rurales y garantizar su funcionamiento. Solo Esgos carece de una farmacia como tal –aunque se recoge una nueva licencia en el plan de la Xunta, por lo que podrán tenerla próximamente–, aunque tiene una botica. Los vecinos consultados están contentos con el funcionamiento "aínda que ás veces non temos certos medicamentos, pasaría o mesmo se houbese unha farmacia normal. Tampouco é para tanto.

El transporte es otro de los servicios que moviliza más dinero de las arcas públicas, en este caso de la Consellería de Infraestruturas e Mobilidade, que gracias a la extensión exitosa del modelo de autobuses compartido con escolares y a demanda ha conseguido blindar este servicio en todos los núcleos de población, que tienen un autobús a dos kilómetros al haber niños en edad escolar. 
Queda todavía por blindar el servicio bancario. Ourense ha perdido en una década el 51% de sus sucursales, pasando de las 375 de 2008 a las 193 de la actualidad, que seguirán menguando con los cierres de las oficinas del Banco Santander. 

Queda por ver si se adhieren todos los municipios. Por ejemplo, en Verea aún no lo tienen claro. "Esperaremos a saber exactamente como funciona e se ten utilidade. Estamos á expectativa". 


El reto demográfico, en cifras


Colegios
Hay 23 concellos sin centro educativo. La pérdida de población joven en el rural hizo imposible mantener muchos colegios abiertos. 
Bancos
La crisis se llevó por delante la mitad de sucursales de la provincia y dejó a 26 municipios sin ni siquiera un cajero para sacar dinero.
Ni colegios ni bancos
Hay concellos, como Lobeira, que no tienen ni uno ni otro. Y a punto estuvieron de perder la farmacia, salvada gracias a la movilización. 
Nuevos servicios
Cajeros públicos y la creación de nuevas escuelas infantiles, las buenasn noticias para el rural.

 

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