Cena solidaria para poder operar a los niños en Bolivia

photo_camera Luis Rivera, María García y Manuel Garrido Valenzuela (JOSÉ PAZ)

La Asociación Primero de Mayo recaudara fondos para financiar las intervenciones quirúrgicas

La solidaridad ourensana tiene una cita ineludible el próximo 31 de octubre en el Liceo con la Asociación Primero de Mayo, cuyo rostro visible es el doctor Manuel Garrido Valenzuela, quien lleva ya más de dos décadas desarrollando una importante labor en pediatría con los más desfavorecidos de Santa Cruz, en Bolivia.

Según explicó Garrido Valenzuela, "dado que los presupuestos oficiales han disminuido, las campañas quirúrgicas que cada año llevamos a cabo se ven mermadas de presupuesto. Necesitamos recabar medios para financiar las operaciones de unos sesenta niños, ya que el hospital no podría soportar económicamente el gasto de su internamiento. Los fondos son para que estas intervenciones nos sean muy gravosas para el hospital".

Esta cena solidaria, cuya aportación es de treinta euros y cuya reserva se puede comprar en el Liceo, lleva más de una década celebrándose y con las recaudaciones conseguidas se ha levantado este hospital Primero de Mayo.

"Ahora mismo este centro", afirma con orgullo Garrido Valenzuela, "es reconocido en toda Bolivia. Tiene una asistencia cualificada de neonatología que es de las mejores". Cada año, el dinero conseguido en Ourense se destina a un fin específico. "En esta ocasión, como hemos dicho es para poder operar a unos sesenta niños. Actualmente, el hospital está estabilizado. Sólo nos falta actuar sobre el área de urgencias ya que para ello aún no se ha invertido nunca. Será nuestro próximo proyecto la reforma y la ampliación de urgencias", explicó el pediatra ourensano.

María García y Luis Rivera, ambos de la asociación, destacaron que "siempre hemos contado con la solidaridad de los ourensanos. El dinero de la cena ayuda mucho, pero no es suficiente. También contamos con una serie de donativos que ayudan, ya que las subvenciones se han ido acabando". Garrido Valenzuela acude a esta zona de Bolivia entre una y dos veces al año, "en mi cabeza lo que se mueve es quedarme allí, pero es complicado, así que iré hasta que el cuerpo aguante".

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