IGUALDAD

El centro de desarrollo rural O Viso trabaja en la integración social de personas inmigrantes

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photo_camera Tras los cursos de español para mujeres inmigrantes, una jornada intercultural, en el IES Rosalía de Castro.

La crisis ha menguado el número de inmigrantes en Xinzo, hoy lo componen alrededor de 250 

Si a Edi Díaz, trabajador social del C. D. R. “O Viso”, se le pregunta por cómo mejorar la situación del colectivo inmigrante, lo tiene claro, “Xerando oportunidades laborais, un tecido socialmente responsable, e un mercado laboral aberto ás diferencias; non só pensando na rendabilidade económica”; ¿A la Administración?, “políticas que invirtan fondos reais nos servicios socias, xerando economía ao servizo das persoas”. Pudieran parecer respuestas de manual, pero la realidad nos dice otras cosas.

Hoy, desde hace 4 años, esta ONG radicada entre Lodoselo (Sarreaus), y Xinzo, donde tienen una “pequeña oficina” interactúan con inmigrantes, antes, con gente mayor “no rural é o que hai”, con servicios de proximidade en las aldeas y su entorno. Lo que en 1985 surgió como una asociación para recuperar tradiciones y celebrar “o Entroido”, se profesionaliza y coge músculo con su reconocido “Pobo escola” que visitan escolares de toda Galicia; la creación de una vivienda comunitaria; desde 2012, el centro de día. Al que suman un centro de ayuda a domicilio, terapias ocupacionales y las “bandejas” comedor para toda la comarca (Os Blancos -una sola-, Cualedro, Trasmiras, Sarreaus, y Xinzo). Integrados desde los 90 en Coceder, saben de la importancia de la autogestión, dicen serlo en un 35%, “é moi importante que xeremos recursos propios, o comedor social ten uns precios en función da capacidade adquisitiva das familias”, el resto vienen vía subvención, pero ese horizonte se plantea siempre de lo más inestable. Hoy se emplean alrededor de una veintena de personas. 

Fue la crisis, la misma que acometió a machetazos con el estado del bienestar, en el contexto de privatización de servicios “o que era o 2º Plan Galego de Inclusión Social, o que permitiu a estas entidades para xestionar itinirarios de orientación laboral”. Pero lo que se presupone como una oportunidad, y una vía de profesionalización, suma una exigencia continuada en la búsqueda de nuevos nichos de mercado: la formación, bien con cursos para jóvenes o inmigrantes, pero siempre con la mirada puesta en las necesidades empresariales o en contactos con la Asociación Prolimia, de reciente creación. Y siempre en relación con cuestiones vinculadas con el medio rural, su germen de creación. 

Fruto de esa permanente tesitura de adaptación y estudio del medio, está la actuación con inmigrantes, desde hace 4 años. dentro del “Programa de Emerxencia Social”. En Xinzo hay alrededor de 250 inmigrantes, de origen marroquí, muchos, pero también portugueses, senegaleses o rumanos. Muchos de ellos llevan varias décadas, y si bien en un principio eran varones solos, con el reagrupamiento familiar llegaron mujeres e hijos. Y la barrera del idioma, acrecentada por el aislamiento del hogar, instalada frente a las mujeres. Parte del “Programa Intégrate” puesto en marcha en “O Viso” pretende incidir en el problema a través de un curso de español para ellas, con un servicio de asistencia a sus hijos, durante el mismo. Pero el curso, que entre febrero y abril alcanzará su tercera edición es tan sólo una parte de esa asistencia al inmigrante, junto con una específica de inclusión social y búsqueda de empleo, siempre tan necesaria. 

Para la educadora social Andrea Veloso, partícipe en la tarea de asistencia a los hijos de los inmigrantes la iniciativa “é unha importante experiencia de enriquecimiento mutuo”, por curso asisten alrededor de 15 personas. 

De los cursos de formación que se imparten -cocina y conservación del medio natural- surgen oportunidades que se materializan en inserciones laborales. Cuatro inmigrantes lo han conseguido, según cuentan. Hay inmigrantes -con un ciclo de Administración de Empresas- que trabajan en áreas administrativas, otros como Mouna, con niños y asistencia a los inmigrantes. 

Del colectivo inmigrante existe cierto recelo porque -se dice- acaparan las ayudas de la Administración. “Si las reciben, es porque las necesitan”, y reúnen requisitos, comenta Mouna. Algunos cursos de formación no son compatibles con las prestaciones asistenciales, “ao traballar, perden a prestación; despois tardan tres meses en recibir de novo a axuda, e neses tres meses se necesita unha manutención”, señala Edi, apuntando una mejora de cara a la Administración. Con una realidad emigrante a las espaldas, y una bomba demográfica en los pies, estos colectivos, además de asistencia precisan una reflexión, seguro.

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