TERMALISMO

La ciudad afronta el reto del resurgir termal con muchos deberes pendientes

Imagen aérea de las termas de A Chavasqueira.
photo_camera Imagen aérea de las termas de A Chavasqueira totalmente calcinada.
Referentes de la red termal europea señalan la necesidad de que Ourense mire hacia el termalismo si quiere sacar provecho

El resurgir termal de la ciudad, a partir de las cenizas que dejaron tanto el complejo termal de A Chavasqueira como la instalación para servicios hosteleros en Maimón, cuenta con un arduo trabajo por delante para equipararse a otras urbes de la red termal europea. El déficit de servicios que se ha venido produciendo rebaja las prestaciones en la ciudad, mientras que la provincia mantiene con fuerza su potencia termal con siete potentes balnearios –algunos que han ido reabriendo– y termas públicas que hacen las delicias de los viajeros. En la ciudad, las casas de baños se reducen al complejo de Outariz, y a las instalaciones públicas y gratuitas de la ribera del Miño y la piscina termal de As Burgas –ahora cerrada, pendiente de la adjudicación de vigilancia y mantenimiento–.

Recuperar estas dos ubicaciones quemadas no garantiza ponerse al nivel de urbes termales con años de ventaja. Ourense carece no solo de servicios de hostelería en su entorno termal, sino de infraestructuras tan elementales como un aparcamiento o accesos y señalización adecuadas. Asimismo, en As Burgas continúa pendiente el desbloqueo del proyecto que prevé incorporar cafetería, apartamentos –ya construidos–, tiendas y oficina de información en gestión conjunta.

El espejo en el que mirarse puede estar en otras de las ciudades que forman parte de la red termal de ciudades europeas (EHTTA), que preside Manuel Baltar, que muestran entre su cartera de servicios resorts y hoteles termales, museo dedicados a esta especialidad, y monumentos representativos y bien cuidados en las ciudades, así como eventos especiales centrados en este sector. Mientras, en Ourense parece reinar la parálisis, a la espera, incluso, de tener algún hotel que se oriente específicamente a ofrecer servicios de balneario. La localidad turca de Afyon es una urbe con 180.000 habitantes. Es una urbe agrícola que se ha orientado con fuerza a lo termal. Cuenta con cinco casas de baño potentes y tiene una decena de resorts con balneario "5 estrellas", así como una villa termal con spa 24 horas. Asimismo, han creado un hospital de rehabilitación y una universidad de terapia psíquica orientados al sector termal.

Otra de las urbes referencia es Acqui-Terre, en el Piamonte italiano, que, con 20.000 habitantes, ha conseguido el reconocimiento como Patrimonio Mundial de la Unesco. En los últimos años ha realizado un profundo desarrollo de infraestructuras en torno al río Bormida. Cuenta con un gran parque termal, muchas casas de baño con amplia gama de servicios y una gran variedad de hoteles. Asimismo, y en semejanza a As Burgas, cuenta con un monumento en el centro: La Bollente, rodeado, a su vez, por hoteles lujosos.

Sin ir tan lejos, también ha ganado presencia como referente termal en España Caldes de Montbui, a 35 kilómetros de Barcelona. Con menos de 20.000 residentes, cuenta con unas termas romanas en el centro, un itinerario termal y el museo Thermalia, centro temático dedicado al agua terapéutica, que abrió ya en 1994. Asimismo, complementan su oferta con balnearios, una fiesta termal y gastronómica y hoteles spa.

Los museos son uno de los recursos habituales de estas ciudades. También ofrece uno en el antiguo Balneario la ciudad alemana de Baden-Baden, que además ofrece noches temáticas en las noches de verano en las termas y vende la ciudad como "espacio de relax". En la misma línea, Budapest, la reina termal de Europa, apuesta por fiestas durante los fines de semana en sus principales termas, que atraen a miles de visitantes todos los meses.

Otra de las que se perfila como importante referencia es Loutraki (Grecia), conocida en algunos ámbitos como "Benidorm del Peloponeso", por su turismo de la tercera edad, atraído por la potencia termal de sus balnearios. Es una urbe que supo reinventarse tras un terremoto sufrido en 1926 y que se ha vendido como destino del "slow travel". Además, han sabido sacar partido del envasado de sus aguas termales, que distribuyen por todo el país heleno.

El aprovechamiento de recursos termales llega a ciudades más pequeñas, como la comuna francesa Bagnoles de l-Orne, de 2.000 habitantes, que alberga 38 hoteles. 

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