La pandemia truncó uno de los ciclos festivos por excelencia en Ourense, el Entroido. A pesar de las restricciones sanitarias y la responsabilidad de no organizar eventos sociales, los ourensanos se las ingeniaron para celebrar el carnaval en la ciudad a través de una de sus señas de identidad: los disfraces. Pequeños y mayores no dejaron que las calles de la capital se vaciasen de color por culpa del covid y salieron a lucir sus vestimentas, con el complemento obligado de este año: la mascarilla.
El sábado de Entroido en la capital no podía quedarse sin la imagen de los niños disfrutando de una fiesta que también adaptaron a las circunstancias en los colegios. Ahora, el fin de semana, tocó con las familias. Más de un ourensano se llevó la sorpresa de que la tradición se mantenga y es que, los disfraces, inundaron los parques y las principales vías de la capital. De animalitos, de superhéroes, de princesas... Y, por supuesto, también de coronavirus o de vacuna para ponerle la nota de humor al asunto. Los vecinos de la capital disfrutaron del Entroido más atípico, como se pudo. Con disfraz.