La ciudad de Ourense tardará al menos cinco años más en tener estación de AVE

Larga cola a la intemperie para coger un taxi en la estación, un problema sin solución hasta la obra. MARTIÑO PINAL
photo_camera Larga cola a la intemperie para coger un taxi en la estación, un problema sin solución hasta la obra. MARTIÑO PINAL
La primera urbe gallega a la que llegó la alta velocidad será la última en tener su intermodal pese a impulsarse en 2011

La historia de la estación de AVE de Ourense tiene su final todavía muy lejano pese a que fue impulsada hace más de una década con el encargo en diciembre de 2011 al prestigioso arquitecto británico Norman Foster (de la mano de los estudios gallegos G.O.C.  y Juan Carlos Cabanelas), una infraestructura que fue mutilada años después con la excusa de la crisis económica y que está ahora pendiente de que el Gobierno central apruebe la licitación de las obras tras varios incumplimientos flagrantes de plazos, el último de la propia ministra de Transportes, Raquel Sánchez, que a principios de año garantizaba que las obras saldrían a concurso en junio como muy tarde.

Cada vez más cerca del cierre del ejercicio, el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, decía en una visita a Ourense el pasado mes de septiembre que “ya nada nos frenaba”, en referencia a la licitación del proyecto, pero nada se sabe aún. Con estos condicionantes, y a la espera de que por fin se desbloquee el concurso y la inversión de 145 millones, las únicas realidades es que la ciudad de Ourense tardará al menos cinco años más en poder tener una estación reformada y adaptada a los servicios de alta velocidad. Paradójicamente, la primera (y única por el momento) urbe de Galicia a la que llega el AVE será la última de la Comunidad en tener una nueva terminal.

Para la tramitación administrativa de la futura estación ferroviaria de Ourense, en 2016 se certificó la decisión de redimensionar el proyecto que llevó a Norman Foster a ganar el concurso de ideas en 2011 y cuyos plazos de ejecución estimaban  su inauguración en 2015, año en que sí se abrió la de Vigo. El “tijeretazo” de la entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, consistió en abandonar ideas como construir un nuevo edificio de viajeros, cubrir totalmente la playa de vías o trasladar toda la playa de vías hacia Río Arnoia.

La ejecución de la infraestructura se “troceó” en diferentes fases, de las cuales se han implementado solo la estación de autobuses y el aparcamiento subterráneo. De los contratos pendientes, el más voluminoso y el que más plazo de ejecución tiene es el de la adaptación del edificio de viajeros, cubierta en la plaza, pasarela peatonal entre barrios, nuevos andenes o reformulación de la playa de vías. Todo ello requerirá 44 meses de obras y una inversión de unos 100 millones.

De esta intervención depende evitar las imágenes habituales en A Ponte de aglomeraciones de viajeros en los andenes, los problemas de accesibilidad o que los taxistas y viajeros esperen a la intemperie en el exterior, expuestos al frío, la lluvia o las altas temperaturas en función de la época del año.

Por otro lado, la planificación del Gobierno central establece también otros contratos pendientes de licitación para cubrir parte de las vías entre la estación y O Vinteún (18 meses de obra y 11,4 millones), una losa adicional hasta la avenida de Santiago que incluye también su urbanización para disfrute de la ciudadanía (18 meses y 10 millones) y un nuevo vial elevado para transporte motorizado entre la avenida de Marín y Río Arnoia que rozará los 12 millones y requerirá dos años de obras. 

La lentitud y falta de diligencia para impulsar la estación de AVE en Ourense no encuentra comparación en ningún otro punto de Galicia, ciudades en las que los trámites administrativos empezaron casi al mismo tiempo que en la localidad ourensana pero que han vivido un desenlace muy distinto.

Así, Vigo se convirtió en 2015 en la primera en estrenar una terminal del siglo XXI, que se ha visto complementada en 2021 con la apertura de un gran complejo comercial y la recuperación urbanística de toda la zona, que ha vivido una radical transformación.

En Santiago, por su parte, la infraestructura lleva ya meses en obras y su conclusión se prevé para 2025. Con todo, ya disfruta por ejemplo de una pasarela peatonal que conecta barrios que antes estaban separados, como sucede ahora en Ourense.

La última ciudad gallega que ha tenido buenas noticias por parte de Adif es A Coruña, que veía cómo hace un par de semanas se adjudicaba el contrato licitado por unos 80 millones de euros para reformar la actual estación de ferrocarril. Todo esto deja a Ourense en el último escalón de las apuestas desde Madrid.


Nuevo corte del servicio con Lugo y jornada de huelga sin incidencias


El tráfico ferroviario entre Lugo y Monforte de Lemos volverá a quedar interrumpido este fin de semana, concretamente desde el sábado hasta el lunes, como consecuencia de las obras que está ejecutando Adif para mejorar la línea y electrificar esa parte del trazado. El ente ferroviario explicó que sigue avanzando en los trabajos necesarios para instalar el sistema de electrificación en el trazado de línea de ferrocarril convencional.

Valoraciones dispares de la huelga convocada por el sindicato CGT en la jornada de ayer, cifrando el sindicato el seguimiento en un 35%, un porcentaje reducido por Renfe al 3%. El día transcurrió sin incidencias reseñables, cumpliéndose los servicios mínimos establecidos.

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