Resulta que se produce un nuevo retraso en la adjudicación de las obras de la estación del tren de alta velocidad. Se trata de la quinta dilación, lo cual sitúa el horizonte de finalización de esta infraestructura no antes del 2030.
Lo del retraso en las obras es un clásico en la realidad ourensana, lo que convierte siempre en papel mojado la promesa política, sea del partido que sea, y en irrelevantes los famosos Presupuestos Generales del Estado porque nunca casa lo estipulado en el documento con lo realizado.
Generalmente este tipo de dilaciones, el de la estación también, suelen salir gratis en las provincias cuyas sociedades son timoratas y sus representantes unos corderitos.
El retraso en la futura estación ferroviaria haría saltar como un resorte a cualquier institución, colectivo empresarial o social con un mínimo de inquietud. No esperen nada de esto hoy en Ourense.