EDUCACIÓN - OURENSE

Seis colegios que viven al límite en la provincia y uno que dijo adiós

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photo_camera La escuela unitaria de Taboadela, con el menor número de alumnos.

La demografía pasa factura y hay centros que luchan por sobrevivir. El de Paderne quedó vacío

La situación demográfica en la provincia no invita al optimismo y otras seis escuelas actualmente en funcionamiento permanecen en la cuerda floja. Con el curso 2018/2019 recién iniciado, los que estaban hace un año al límite siguen igual, aunque con ligeras mejoras. 

Una parte de los centros educativos viven bajo la amenaza a corto-medio plazo de echar el cierre por falta de niños y seguir la estela de la nueva víctima demográfica de este curso, otro nuevo equipamiento municipal que ahora deberá buscar otro uso. Se trata de Paderne de Allariz, cuya escuela infantil tuvo que decir adiós este verano al contar con tan solo tres alumnos. 

No es el único que estaba en el alambre, y las perspectivas no acompañan. De hecho, este año comenzaron las clases de Infantil  en la provincia los niños de la generación de 2015, cuando se produjo la cifra más baja de nacimientos de toda la última década. 

Pese a ello, solo hubo que lamentar esa escuela desaparecida. Sobrevive Taboadela, donde arrancaban el pasado año el curso en la escuela infantil con tan solo ocho alumnos, y donde este año consiguieron cuatro nuevas matrículas para compensar la pérdida de los que acababan esta etapa educativa. Con nueve, salvan por los pelos el límite establecido por la Consellería de Educación –cinco matrículas para mantener el centro abierto–.

Es la escuela con menor número de niños de toda la provincia, y al tener solo alumnos de Infantil –algunos de ellos acabando esta etapa–, viven año a año con la incógnita de la supervivencia año a año. 

Otros centros que se situaban el año pasado a la cola también han experimentado una ligera mejora de matrícula, lo que les permite tener un respiro. Es el caso del moderno centro educativo de Sarreaus, que ha pasado de 12 a 15 matrículas este año. Solo se marchó un alumno de 6º de Primaria y recibieron cuatro incorporaciones.  


OPTIMISMO


Aquí todavía son optimistas y auguran una hornada mayor el siguiente curso. Aunque lo cierto es que cualquier tiempo pasado fue siempre mejor, y hace 40 años las matrículas llegaron a ser más de 350.

Otro de los que sobrevive al límite es el colegio de Punxín, escuela unitaria –de las pocas que resisten– para niños de 3 a 9 años. De los 12 alumnos del anterior curso, han conseguido pasar a 13 ahora, con tres matrículas más para compensar las bajas, y todas, según indican, "de nenos de ao lado do colexio". 

Los "últimos supervivientes" están también en Vilariño de Conso y Beariz, en ambos casos con apenas 15 alumnos cada uno, la misma cifra que tenían el curso anterior. 

Las perspectivas son las que son. La mayoría de los alumnos están en Primaria  y el relevo de Infantil no parece suficiente. 

De los 15 de Beariz solo dos son de esa etapa y en Vilariño la proporción no es mucho mejor, con solo cuatro cursando Infantil. En este último caso, salvaron  la conversión del colegio en escuela unitaria hace años, con una fuerte campaña que permitió pasar de 14 a 33 el número de matrículas. Ahora, sin embargo, sigue en el límite.

La lista de escuelas con menos de una veintena de alumnos la completa Baltar, donde este año han sumado un alumno más, pasando a tener 17 chavales, lo que parece garantizar algunos años más de continuidad. 

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