Un artista pontevedrés participa en un proyecto impulsado por Bilbao Arte

‘Colgado’ en A Bola

Un proyecto impulsado por la Fundación Bilbao Arte ha llevado a Terras de Celanova y Baixa Limia a Carlos Rodríguez-Méndez. El escultor pontevedrés protagoniza ‘Casas Gallegas’ suspendiéndose de viviendas.
Un turista singular visitaba esta semana el Concello de A Bola con el objetivo de colgarse, literalmente, de alguna de sus casas más tradicionales. Carlos Rodríguez-Méndez es un escultor nacido en As Neves (Pontevedra) que, durante este verano, está recorriendo diferentes pueblos y aldeas de toda Galicia para llevar a cabo su proyecto ‘Casas Gallegas’. La iniciativa, financiada por la Fundación Bilbao Arte, consiste en suspenderse (por medio de un arnés) de casas unifamiliares gallegas (incluida la casa paterna) y documenta este tránsito mediante la fotografía, testigo de una secuencia emocional que establece el marco en el que se sitúa el ámbito gallego. ‘Mediante este gesto tan directo manifiesto la relación experiencial y contradictoria que establezco con esta tierra, la casa gallega acoge a sus inquilinos a la vez que omite parte de su libertad’, explica el escultor que hace tiempo que tiene fijada su residencia en Madrid.

Carlos Rodríguez-Méndez asegura que ‘no intento reflejar para nada esa visión dramática de alguien que se cuelga de una fachada. Sino que simbolizo esa no pertenencia, esa sensación de aquellos emigrantes que vuelven a su tierra pero que, no logran pertenecer a ella’.

La finalidad es cubrir la mayor extensión posible del territorio gallego realizando un recorrido a lo largo de las cuatro provincias,’estableciendo un itinerario específico por todo el territorio’, matiza Rodríguez-Méndez. El objetivo final pasa por la publi cación de un libro que recoja todas y cada una de las fotografías realizadas, que llevará consigo a la presentación de su obra que se celebrará el próximo mes de diciembre en Barcelona.

Mientras tanto, los vecinos acogen con expectación, asombro y también cierta sorpresa las experiencias de este escultor que, por unos meses, ha decidido ‘colgarse’ de casas ajenas en sesiones que varían desde los 30 minutos hasta una hora de duración.


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