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La colocación ilegal de los carteles electorales, un clásico de campaña

Fachadas, escaparates o paisaje rural son víctimas de una práctica prohibida y que todos los partidos políticos utilizan

Se ha convertido en una de las estampas clásicas de época de elecciones y la campaña del 28 de abril no ha sido menos. La cartelería de los diferentes partidos que concurren a los comicios inunda numerosos rincones de la provincia, aunque no siempre lo hace en los lugares adecuados para ello, lo que demuestra el alto grado de insensibilidad de las formaciones.

Escaparates de establecimientos cerrados, fachadas o paredes de edificios, cabinas telefónicas, papeleras, farolas, señales e incluso semáforos son lugares escogidos por los partidos para pegar sus carteles, anunciando todo tipo de eventos o esloganes, contribuyendo así, a ofrecer un aspecto descuidado y sucio de la ciudad.

En la ciudad de Ourense, el artículo 4.1 de la ordenanza de publicidad exterior deja claro que "prohíbese fixar carteis ou realizar inscricións directamente sobre edificios, muros, pedestais de esculturas ou outros elementos similares", motivo por el que durante las campañas electorales se colocan en puntos como el Parque de San Lázaro o el Jardín del Posío lugares específicos para la cartelería, aunque para algunos no parece suficiente.


Imagen penosa


Y además, en otros enclaves que se quieren potenciar, como la Ribeira Sacra, en pleno proceso por convertirse en Patrimonio de la Humanidad si la Unesco lo considera, e ven desperdigados sin ton ni son los carteles de los partidos políticos, lo que supone una imagen penosa de un lugar que debería mimarse al extremo por las diferentes administraciones, encargadas de velar por el cumplimiento de la normativa.

Los responsables de la colocación de esta cartelería y las administraciones encargadas de su control deberían aprender de lo que se hace, en un acto de normalidad y civismo, en otros países de Europa, donde se respetan los lugares específicos para hacer campaña y difundir mensajes y eslóganes. Además de ofrecer información más clara, se consigue con ello no molestar a la ciudadanía y que esta tenga que soportar como se deterioran espacios naturales o urbanos. Con dos campañas tan seguidas, es buen momento para tomar soluciones. 


La apuesta por la modernidad, también necesaria


Además del feísmo de la cartelería, es necesario también que la ciudad se adapte a los nuevos tiempos y deje atrás unos tableros más propios de la década de los 80 y nada atractivos a la vista.

Así, otras ciudades se han modernizado y ofrecen opciones adaptadas a los nuevos tiempos, como por ejemplo en metacrilato. El Concello de Ourense, con el 26-M a la vuelta de la esquina, tiene una oportunidad única.

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