“Cómo quisiera poder vivir sin agua"

AMOEIRO (AMOEIRO). 06/08/2020. OURENSE. Varias personas posan para una fotografía de La Región en la terraza de una cafetería de Amoeiro. FOTO: ÓSCAR PINAL
Los pueblos se llenan este verano, pero surgen los problemas. Los que se quieren quedar no tienen casas, y si todos se quedan, algunos no tienen agua. Algo habrá que hacer, ¿no?

Vivir en el pueblo se está convirtiendo este verano en algo que empieza a estar de moda, aunque queda mucho trabajo por delante para sortear las incomodidades. Hago míos los anhelos de Maná: "¡Cómo quisiera vivir sin agua!". Que se lo digan a los vecinos de Amoeiro que cada verano viven con la amenaza de quedarse sin la ducha matutina. Recurrente cada año, en cuando llega la época estival, el agua llega sin presión a determinadas horas del día (o directamente no llega).  Sucede en mi pueblo, pero en otros tantos concellos de la provincia no se quedan a la zaga.

Esta misma semana, cerca de una veintena de concellos pedía mesura. El pasado miércoles, desde primera hora de la mañana, la falta de suministro –el sistema de bombeo no da abasto– dejaba sin ducha matutina a medio pueblo de Amoeiro, servidor incluido. Alguno, lastimoso, confesaba que tuvo que ir a la consulta del médico con el sobaco maloliente, a otros les pilló a contrapié para hacer la comida, y otros aprovecharon las horas siguientes para hacer acopio de líquido para sustos futuros. "Tuve que llevarle a primera hora un cubo de agua al vecino para poder empezar el día", confesaba uno de los vecinos de la capitalidad. ¿Estamos condenados a que siga habiendo ese plus de esfuerzo por vivir un poco lejos de la urbe?

En el rural amoeirés, como en el resto de la provincia, este verano no se ven casas vacías, más allá de las que están en completo abandono. La gente tiene ganas de quedarse. El teléfono del Concello no para de sonar en busca de un nuevo hogar donde pasar un hipotético –quién sabe si cercano–  nuevo confinamiento. Lo mismo pasa en otros municipios del entorno de Ourense, como Pereiro de Aguiar, donde las inmobiliarias no dan abasto para la búsqueda de casas.

Este, el de la vivienda, es uno de los problemas que tocará poner sobre la mesa cuando esto pase. Sin olvidar lo del agua. El rural se enfrenta, en la era covid, a la oportunidad de revitalizarse, como ya lo está haciendo,, pero necesita un plan. Somos muchos los que le han cogido apego al rural en estos últimos meses –puedo hablar en primera persona–, pero se necesitan más infraestructuras. Todavía sin fibra óptica, con una cobertura móvil que impide mantener más de un minuto seguido de conversación y los problemas, recurrentes, de algunos servicioss, ténganlo claro: si quieren que nos quedemos, esfuércense. 

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