Comparaciones, respeto y educación

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Alfonso Rueda es ya presidente de la Xunta y ayer fue su primer día de las comparaciones odiosas. Es como la segunda generación que llega a la toma de decisiones en la empresa creada por los antepasados. Hereda un imperio en votos y cuatro mayorías absolutas. Las decisiones que tomará ahora, como las del hijo del dueño que llega a director, serán escudriñadas en detalle para ver si el negocio pasa a la siguiente generación. Rueda será más eficaz en la medida en la que sea él mismo y se despreocupe de comparaciones. De momento, la oposición ha marcado territorio, como es lógico. Sin embargo, en un ambiente político tan atoldado como el que vivimos no dejan de ser importantes los gestos. Que Feijóo y Ana Pontón, y Rueda y Luis Álvarez se saluden cortésmente al final de la sesión de investidura también demuestra que la estabilidad institucional de Galicia ha servido para acotar la mala educación, cosa que no ocurre en otras instituciones. 

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