Comprar un piso "es de valientes"

Desde las inmobiliarias lo tienen claro: la vivienda de alquiler se estandariza entre la población. Solo algunos valientes, como Paula A.N. (33 años), se lanzan a la compra: "Llevo ocho años trabajando en Ourense. Al tener un contrato estable, tanto yo como mi pareja, nos lanzamos a comprar un piso a finales de 2019". Aprovecharon la rebaja fiscal para primeras viviendas (residencias habituales) reservada a menores de 35 años con un patrimonio inferior a 200.000 euros. Ya es tarde para lamentarse, pero aquel no fue el mejor momento para la compra: "Con el covid, bajaron mucho los precios. Cuando apareció el virus, pensamos: quién nos mandaría comprar un piso tres meses antes del fin del mundo. Ya no me arrepiento, pero le di muchas vueltas entre marzo y abril. Fue más caro que todo lo demás que he invertido en mi vida junto". En 2019 recibieron un adelanto de herencia, y gracias a ella se lanzaron a la adquisición de un piso que había que reformar íntegramente antes de entrar a vivir. Y esas reformas aún no han concluido, así que Paula lamenta que, ahora mismo, "estamos pagando dos comunidades de vecinos, agua, luz... Todo por duplicado. La construcción, al no considerarse un sector esencial, estuvo inoperativa de marzo a junio, y al reabrir tuvo que adaptarse a los nuevos protocolos". El covid generó un imprevisto efecto en cadena: "Mucha gente, al estar confinada en su vivienda, se dio cuenta de que quería hacer reformas, creándose una demanda brutal. Además, hubo personas que tenían casas abandonadas a la venta y decidieron sacarlas del mercado e invertir en ellas para irse a vivir al rural, al haberlo pasado tan mal en sus pisos durante el confinamiento". ESTABILIDAD Para comprar vivienda, concluye Paula, "hay que ser muy valientes y tener estabilidad laboral, algo complicado cuando es tan fácil que te despidan incluso siendo indefinido". Castor Novoa, de la Inmobiliaria Novoa y Ramos, añade que, en Ourense, "no es que el alquiler sea barato, es que los salarios son bajos. Con suerte se cobran 1.100 o 1.200 euros al mes, no vas a exigir un alquiler por 600". En cuanto a los impuestos, "no es lo mismo un 10% de IVA que un 3% o un 4% como había antes. Existen ciertas rebajas, pero para la adquisición de segundas viviendas y compradores menores de 35 años, cuando la realidad es que muy pocos jóvenes están en condiciones de comprar un piso". En cuanto a la oferta de alquileres, "va por rachas. Esta Navidad, y con el covid, los propietarios no sacaban tantas viviendas, ahora vuelven a hacerlo. Hay mucha demanda y poca oferta, así que, cuando un piso de alquiler entra en el mercado, vuela". Tanto la llamada "fuga de cerebros" como la precarización de los contratos de trabajo son también algunas de las claves: "La gente no quiere meterse en un embolado si no hay estabilidad económica y ni siquiera sabe si va a quedar en Ourense o marchar en busca de más oportunidades". Novoa resume las etapas vitales como "vivir con tus padres, alquilar, echar raíces, encontrar un trabajo estable y entonces comprar. El perfil de persona que puede asumir la compra de una vivienda cada vez escasea más. El covid tampoco ayuda". Ramón Fernández, de Inmobiliaria Centro, añade que "en Ourense se financian menos hipotecas que en el resto de provincias gallegas. Ya hace años que ocurre esto, pero cada vez esta tendencia se remarca más, y es que el precio del alquiler es mucho más bajo que en A Coruña o Pontevedra". Inversiones Fernández observa movimientos en "la compra de viviendas como inversión, para después alquilar. Hay poca oferta de alquiler, mucha demanda. La mayor parte de las viviendas en buen estado se alquilan en menos de una semana". Añade Novoa que "muchos inversores son reacios a tener sus ahorros en el banco, porque no les aporta rendimiento y además no tienen toda la confianza en ellos. Y, cuando además los pisos en vez de 10 valen 5, entonces se animan a invertir. Si se tiene el dinero, este momento de crisis es bueno para comprar, no tanto para vender".