Tribunales

Confesiones en el diván: se ofuscó y atropelló a un vecino

Joaquín N.F., en el juicio desarrollado ayer en el Penal 1.
photo_camera Joaquín N.F., en el juicio desarrollado ayer en el Penal 1.
Un acusado de lesiones graves le dice a su psiquiatra que la víctima insultó a su mujer y por eso “saltó”

Joaquín N.F., de 58 años, no quiso declarar en la primera sesión del juicio celebrado ayer en el Penal 1 por atropellar adrede a un vecino de Agra (Padrenda), con el que no mantenía una buena relación, y al que después apaleó con contundencia.  Pero, según le confesó al psiquiatra que lo evaluó para un informe pericial pedido por la defensa, reaccionó así porque insultó a su mujer. “Somos como somos y la agresión no está justificada, pero se ofuscó cuando la víctima, según la versión que me da el acusado, insultó a su mujer”, explicó el facultativo en el plenario. 

La víctima cree que el inculpado quería matarlo -”me dio hasta que se cansó”-aunque la forense no considera que las lesiones entrañasen riesgo vital. Pero sí fueron graves (“intensidad considerable”). El denunciante estuvo en Reanimación cinco días y otros 16 en planta hospitalaria por las fracturas de costillas y de un dedo, además de hematomas internos por las contusiones y heridas por arrastre. Por esta razón, las peticiones de prisión por lesiones con instrumento peligroso son de hasta cuatro años y medio (la que reclama la acusación particular al apreciar alevosía, un año más que el fiscal).

Los hechos sucedieron el 9 de junio de 2019 cuando R.M.A., tal como relató ayer, se dirigía al bar más próximo a su casa y caminaba por el arcén de una carretera local sin apenas tránsito sobre las tres y media de la tarde. Denunciante y denunciado tuvieron “unas palabras” -la relación previa era tensa- hasta que el conductor embistió a la víctima. “Me cogió por el capó y me llevó dos metros arrastras”, aseguró.  Posteriormente, el agresor se bajó del coche y cogió un palo en la parte de atrás y comenzó a pegarle. El perjudicado se llevó las manos a la cabeza para que no lo golpease en ese parte del cuerpo. “Si me da en la cabeza me mata”, valoró. La víctima admite que no se llevaban bien -”teníamos rencores de atrás”- pero niega insultos a su familia. Días antes habían tenido un encontronazo fuerte en un bar, la antesala de posterior episodio violento: “Le llamó la atención para que no hablase mal de mi familia”. Admite que en esa ocasión se puso un poco agresivo “porque andaba diciendo por ahí que maltrataba a mi madre y eso es mentira”, aseguró el denunciante.

Una relación de amistad y trabajo que se deterioró

La víctima y el agresor no siempre fueron enemigos.  El denunciante incluso llegó a trabajar en  la empresa de limpieza que montó el acusado al llegar a Ourense, tras 30 años emigrado en Suiza. El psiquiatra asegura que se trata de una persona “normal y estable emocionalmente, salvo una pequeña disfunción por una depresión moderada y estrés post-traumático por todo lo vivido”.  Joaquín actuó  de forma “impulsiva”, no meditada, aclaró  Manuel Cabaleiro. Padecía un trastorno-depresivo leve como consecuencia de la inestabilidad emocional que le producía la relación tensa  entre ambos lo que desembocó en un acto en corto-circuito cuando los embistió y salió de coche y le pegó.

El perito que analizó la forma en que produjo el accidente -reconstrucción- aclaró que no aprecia intención de causarle daños con el coche por la baja velocidad antes y durante la colisión (6,98 kilómetros por hora). “Esa velocidad indica un acto de acercamiento o incluso un error de cálculo”, aseguró. 

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