Pasó lo que pasó

Confinados como exiliados

OURENSE 23/11/2020.- Ambiente de la ciudad en tiempos de confinamiento. José Paz
photo_camera José Paz
Para estar saliendo más fuertes, como pronosticó el Gobierno, esto no pinta bien. La salud quebradiza, el futuro económico a velas vir y la categoría empresarial, confinada. Hace frío fuera.

Saldremos más fuertes, nos decían

Los muertos se enterraban en soledad y los familiares buscaban consuelo mirando al cielo imaginando detrás de qué nube estarían sus restos. La morgue del Palacio del Hielo estaba a ocho grados bajo cero y atestada de féretros. La pandemia cabalgaba sin control entre marzo y abril, pero en mayo el departamento de agitación y propaganda  de Moncloa regó las portadas de los periódicos y la cartelería oficial con el lema "salimos más fuertes". Había casi 30.000 muertos pero el Gobierno ya preparaba fastos. Y salimos crédulos, porque somos muy de creer al primero que se pone en el atril a discursear. El verano quedó huérfano de verbena y churrascada, con la playa parcelada entre estacas, como las cruces de la imaginaria Playa Omaha. Y los contagios se multiplicaron y en octubre volvieron las restricciones de la cogobernanza, que significa algo así como que allá cada uno con lo suyo. El dedo oficial acusó a la hostelería, que dio la vuelta y cerró en su mayoría. Llegaron las Navidades y las puertas de nuevo se entreabrieron. Las empujamos casi todos, como demuestran las cifras de desplazamientos durante las fiestas. Y ahora la oficialidad pone tono de necrológica y advierte que de nuevo nos quedan semanas muy duras. La ilusión de la vacuna duró "lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks", como canta Sabina. En la espera por la inoculación la curva de contagios sigue y a miles de vecinos le hurgan en la nariz con un bastoncillo para saber a qué lado de la estadística se pone. Casi 4.000 trabajadores de la provincia están en el limbo de los ERTE y la esperanza a veces no llega, se queda bailando cha, cha, cha, como en la canción popular. Confinados como Napoleón en la isla de Elba vemos pasar los días imaginando el regreso, como el emperador francés, que retornó a París de nuevo victorioso. Mientras, en el exilio, perdió a su esposa Josefina sin que pudiese ir al entierro. Su segunda mujer, María Luisa no quiso acompañarle en el retiro isleño. Las bajas en la batalla del covid también se suceden y todos caminamos rumbo a esta Elba imaginaria a desterrarnos. Esperando ver un día en los periódicos otra página de publicidad pagada por el Gobierno que nos recuerde que de esta "salimos más fuertes".   

Adolfo y los hijos de la tierra

En lo biológico y en la demografía de algunas actividades el virus cabalga. Esta semana la empresa Adolfo Domínguez, en el ejercicio de transparencia que le obliga ser una cotizada en bolsa, reconoció haber perdido 15 millones de euros en los últimos meses por culpa del covid. Adriana Domínguez, su presidenta, lleva el timón de una nave que elude los acantilados aunque le está siendo muy difícil doblar el Cabo de Hornos. La marca sigue teniendo un gran predicamento mediático, influido por el carisma del creador, pero eso no cierra la herida de la cuenta de resultados. Cuando una compañía está en esa situación no solo pierden los accionistas. Hay más de 1.200 personas trabajando ahí y que levantan la mirada hacia los despachos para ver si hay luz. Ourense no está para zozobras de una parte de sus referentes empresariales, ni para contabilizar como cada vez nacen menos y más pequeñas. Se espera buen tino en las decisiones de la textil ahora que el balance indica el camino de la UCI. También el virus deja secuelas sobre marcas y valores de consumo. Sobre la importancia de lo perdurable o la apuesta por lo efímero. Sobre si el gasto en un bolso o en un pantalón etiqueta la nueva felicidad de la nueva normalidad. El cambio de paradigma que se avecina parece tan brutal, tan evidente pero imprevisible, que las etiquetas mantendrán el valor intangible de la marca, que seguirá siendo alto, pero está por ver que sea imán suficiente para traspasar el umbral de la tienda física o para el doble clic en la tienda online. Adolfo Domínguez ha derribado fronteras universalizando la moda hasta crear 348 puntos de venta en 18 países y hace unos años decidió retomar acento ourensano. "Somos hijos de la tierra, no sus dueños", dijo el modisto. Que toda la tierra, esta también, te siga alimentando.

Despreocupación tecnológica

Aunque es de ilusos pensar que el terraplanismo mental que germina en Ourense pueda dar alguna alegría. La Diputación ha planteado a la Xunta darle una vuelta al Parque Tecnológico, del que casi nadie sabe nada, ni siquiera parte de las organizaciones empresariales locales, pero ese es otro cantar. Su intención es repensarse el modelo, proyectar sus capacidades hacia la economía que ya está aquí y dar un salto cualitativo a una entidad que no ha sido capaz de atraer un solo proyecto empresarial desde el 2008. No sé qué es más desasosegante, si la despreocupación de la consellería o la ignorancia empresarial sobre lo que hay allí. A lo mejor las dos. O ninguna.

Al poner la lupa: un juego de miradas o más que eso

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La mascarilla mitiga el lenguaje de la sonrisa o el enfado. Tapa la boca, disimula las caries, reduce el mal aliento y deja a los ojos toda la carga de la comunicación gestual. En el PSOE las mascarillas sirven para que no se vea el rechinar de dientes por lo frustrante de la moción de censura en el Concello de Ourense. Villarino, el no alcalde, presenta una mirada intencionada, escrutadora, hasta desconfiada. Gonzalo Caballero, el líder del partido en Galicia, aún conserva el color azul y la quietud de ánimo. Uno mira desde la retaguardia, el otro al horizonte. Sin mascarilla que lo disimule.

El portafotos
Pachi Vázquez, ex de muchas cosas, casi todas en el PSOE, regresó a los focos a finales de noviembre, a las puertas del juzgado, donde sentencia el telediario antes de que abran la boca en la sala de vistas. Iba el antiguo líder de los socialistas, exalcalde de Carballiño, viejo león en la selva partidaria, al sitio de rendir cuentas porque la fiscalía vio en su proceder administrativo y en el otros regidores de la villa, delitos muy feos y muy serios. Se ventilaba algo así como que la institución local era una coladera laboral y que desde la alcaldía se encendía un semáforo para decidir quién pasa y quién no. Al final el escándalo que encendió las luces de alarma en la fiscalía fue despachado con una absolución por la jueza. De por medio, días de preocupación, noches en vela y aspiraciones políticas por el retrete. Pachi Vázquez, en tiempos lareto convicto y confeso, guardó silencio a la entrada al juzgado, en la sala, y cuando salió la resolución  que le exime de culpa. Hace ya tiempo que se le platearon las sienes y se le acentuaron los surcos del rostro, mellado de tantas peleas. Pachi busca refugio en el silencio, aunque con él nunca se sabe. Igual aprovecha que su certificado de penales está limpio para cabalgar de nuevo. Él, al que le gustan tanto los caballos, podría ir camino del establo a cepillar y ensillar para salir al trote o al galope . 
Ourense. 23/11/2020. Juicio por prevaricación contra Pachi Vázquez y otros tres exconcelleiros del Psoe en el Concello de O Carballiño. En la foto Pachi Vázquez a la llegada al juzgado.
Foto: Xesús Fariñas

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