A comienzos de semana se confirmó que la Agencia para la Supervisión de la Inteligencia Artificial se iba para A Coruña. La decisión de los de Pedro Sánchez provocó descorches de botellas en la ciudad herculina, autofelicitaciones por ser los más espabilados y autolisonjas por intuir un futuro fetén. Ourense había perdido ya toda opción en la primera eliminatoria por lo tanto ya ni la tanda de penaltis podría salvar a los luisenriques que en esta tierra ejercen de machiños y chimpaos, y luego son lo que son y dan lo que dan.
Quedó la bufonada municipal haciendo que se lamentaba porque se laminasen las opciones locales, como quedó para la posteridad (una vez más) la pobreza argumental de los partidos, incapaces de sostener una reivindicación ante la Xunta o ante el Gobierno central, y ese envase al vacío que supone la representación empresarial. Pero para tomar nota el individualismo y el desinterés del campus universitario ourensano (alumnos y profes) y otras muchas entidades, colectivos e instituciones a los que nada atañe. Ni cuando la decisión está ya tomada, ni cuando se gestó, ni cuando se pensó. Por cierto, todo eso fuera de aquí, sin que Ouerense las cheirase, una vez más.
La despoblación
La decisión de que este organismo se instale en A Coruña, como la Agencia Espacial en Sevilla, depende de una intención del Gobierno de descentralizar las instituciones con el fin de dar oportunidades a los territorios menos agraciados y con graves heridas demográficas. El argumento se tornó débil, una vez más, porque ni Sevilla ni A Coruña conocen la dentellada del atraso que descarna a Ourense. Aviados vamos aquí si esperamos un mohín de comprensión de Pedro Sánches, ilusos seremos si pensamos que entre los socialistas ourensanos alguien levantará la mano para cuestionar decisiones tomadas más allá de La Canda. Congreso y Senado pagan bien a los suyos y más seguros estarán cuanto más mansos sean.
Casualidad
Anoten sino la retahíla de organismos ya repartidos desde Madrid ante la crónica despreocupación ourensana. Para Toledo, el Museo Postal y Telegráfico de Correos. En Ponferrada, el Centro de Innovación y Emprendimiento del Territorio. En Cáceres, el Centro Tecnológico sobre Energías Renovables. En Soria, el Centro de Proceso de Datos de la Seguridad Social. En Miranda de Ebro, el Centro de Competencias Digitales de Renfe. En Mérida, el Centro Tecnológico Avanzado para la Atención y Gestión de Clientes de Renfe. En Alcazar de San Juan, el Centro de Desarrollo de Robotics e Inteligencia Artificial de Renfe. En Teruel, el Centro de Gestión y Mantenimiento de Infraestructuras Ferroviarias.
En Linares, el Centro de Competencias Digitales de Renfe. En Cuenca, el Centro de Estudios Penitenciarios. En Toro, una Base Militar del Ejército. Esta misma semana se anunció para La Rioja el Centro de Inteligencia de la Nueva Economía de la Lengua. Fuera de esta relación, algunos más, seguro. Estamos hablando de unos 200 millones de euros de inversión en territorios que, como Ourense, están en el lado despoblado, y más de 2.000 empleos directos a crear. Ah, bueno, claro: por abrumadora mayoría los emplazamientos elegidos para estos organismos están gobernados por el PSOE, que señala desde Madrid a buenos y malos. En A Coruña hay alcaldesa socialista. En Sevilla, que contará con la Agencia Espacial, también. Una casualidad, sin duda.
Hay alternativa
Bien pensado a Ourense no debería de venir ni este ni ningún otro organismo descentralizado. En la política se juega a equilibrios parlamentarios o de otra índole muy complejos, en los que la provincia no cuenta nada ni sus representantes hacen un mohín ni de satisfacción ni contrariedad. Su capacidad de negociación es cero y la de reivindicación está bajo cero. El Ourense que se queda sin suelo empresarial y que no alberga un proyecto industrial de fuste desde el 2008 sigue meciendo a sus representantes en espera de la concesión del Centro de Indiferencia Natural, que fijo que nos toca. Mientras tanto, tenemos alternativa de desarrollo. Nosotros somos más de termalismo.
Y si la Navidad no dependiese de la luz
Hay un movimiento inversamente proporcional a la espiral del quién ilumina más y que se está haciendo un hueco. Después de que Abel Caballero asumiese el título de Rey de Led recogiendo el cetro del Rey Sol y patentase la Navidad que hace salivar a las eléctricas, una cohorte de imitadores pululan por los municipios vinculando su cargo a las lucecillas. Allariz es una de esas localidades que ha hecho una apuesta menos industrial pero igual de estética, sino más. Sobre gustos no hay nada escrito y sobre interpretaciones de la decoración tampoco. En la aldea alaricana de O Mato han mirado a su alrededor, han visto materiales aprovechables, han puesto a funcionar la imaginación y le han salido figuras y estampas un tanto naif pero muy respetables. Hay otras interpretaciones, como la expresada por Arturo Baltar en su belén, que duerme en la capilla de San Cosme esperando que el Concello de Ourense abra la puerta y encienda la luz, ahora que hay tantas.
El portafotos
Fátima María Malingre es desde finales de noviembre la nueva presidenta de la Coral de Ruada, una agrupación musical prendida en los genes culturales de la provincia y que fue fundada por Xavier Prado Lameiro hace 104 años. Malingre es la primera mujer en situarse al frente de una entidad por la que también pasan los años. En una entrevista en estas páginas reflexionaba sobre uno de los grandes retos y lugares comunes que tenemos como sociedad: el relevo generacional. Dificultades para encontrar quien recoja el testigo en algunas profesiones, en actividades empresariales y, por lo que se ve, en las entidades culturales.
Dice Fátima que “la coral necesita gente joven para continuar”, una afirmación que posiblemente sostendrían también agrupaciones de teatro, entidades sociales como el Liceo y ya no digamos las asociaciones de vecinos. Otros valores y otras formas de vivir en la sociedad están cambiando usos y derribando pilares sobre los que algunas ciudades construyeron su fama, como la tan manida Atenas de Galicia referida a Ourense. Ojalá encuentre la Coral de Ruada y su presidenta esa savia nueva que le permita seguir nutriendo el árbol de la agrupación. Se antoja una obra titánica. Que haya suerte.