entrevista

"Las consecuencias tan brutales de la crisis ocultaron las historias que había por detrás"

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photo_camera María Figueiral.

María Figueiral se sumergió en la escritura tras dejar atrás la tienda que regentaba en A Coruña de un negocio familiar ligado a la construcción que nació en la década de los 70 del siglo pasado en Ourense. Presenta ese proceso en "Cartas de Ajuste"

María Figueiral (Ourense, 1975) decidió sumergirse en la escritura después de colgar el cartel de "se vende" en la tienda que regentaba en A Coruña de un negocio familiar ligado a la construcción que nació en la década de los 70 del siglo pasado en Ourense, en la rúa Curros Enríquez, y que fue arrasado por la crisis económica tras haberse expandido a Vigo, A Coruña y Lugo. Ahora, ha decidido contar en el libro "Cartas de Ajuste" cómo vivió ese proceso tan difícil en el que Figueiral dijo adiós.

Cuarenta años que se van al traste en un periquete, como quien dice.

La crisis fue tan fuerte que nos tocó de lleno por todo lo que pasó en el sector de la construcción, las ventas bajaron, la rueda del crédito se rompió y hubo que liquidar la empresa.

¿Por qué decide contar ese proceso?

El día que colgué el cartel de "se vende" tuve como una necesidad muy visceral de volver a escribir. Al principio eran solo anotaciones, pero cuando entramos en concurso de acreedores veo un engranaje tan destructivo que entiendo que la historia se tiene que conocer, porque es una realidad que apenas se cuenta.

¿Busca poner rostro a esos miles de casos de cierre de empresa?

Efectivamente. Las consecuencias de las crisis fueron tan brutales que ocultaron las historias que había por detrás. En Galicia se liquidaron unas 15.000 empresas y no se ha hablado de la vida que hay detrás, quería mostrar el lado humano de la crisis. No es un libro económico, es lo que supone un cierre, con implicaciones personales, familiares y económicas.

¿Cómo recibió su familia el libro?

Mi padre falleció hace 25 años. Me preocupaba mi madre, su punto de vista porque, para mí, el libro es un homenaje a mis padres. Ella leyó los primeros borradores y me animó a seguir, está muy orgullosa.

¿Sacó alguna lección de todo lo vivido?

Describo situaciones duras, pero es un libro bastante optimista, incluso irónico. Lo que he aprendido, sobre todo por mi madre, es que la crisis no arrasa con todo, que hay cosas como la dignidad o la integridad que resisten. Por eso he aprendido que se puede perder sin fracasar.

¿La gente les dio la espalda?

Te das cuenta a quién tienes en realidad. Me sorprendió la falta de empatía de mucha gente y que otros hagan negocio a tu costa, nunca estás preparado para eso.

¿Busca demostrar que una empresa es algo más que obtener beneficios?

Claro, sobre todo en las empresas familiares. Aunque no estén las tiendas abiertas, sigue viva porque son mis padres.

¿Su experiencia puede servirle a otros para evitar errores?

Sí, siempre hay claves. A toro pasado es fácil decirlo, pero siempre mantengo que nosotros éramos el negocio pero en algún momento el negocio estuvo por encima de nosotros y eso no puede ser. Es un error habitual de pequeños empresarios, a veces hay que saber parar.

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