El coraje de luchar por la vida

Julio Prada, Marcela Mengarelli y Herber Amador son pacientes oncológicos que, en el Día Mundial contra el Cáncer, cuentan su historia para concienciar sobre la prevención y la investigación de una enfemerdad que afecta a miles de ourensanos.

Los giros inesperados llegan a la vida en cualquier momento. Julio Prada, Marcela Mengarelli y Herber Amador saben lo que es. El diagnóstico de un cáncer cambió por completo su futuro y hoy, en el Día Mundial de la lucha contra esta enfermedad, conciencian sobre la prevención y la importancia de la investigación. 

Marcela Mengarelli es la primera que se topó con el cáncer en 2017, con la mala suerte de ser uno poco común. Su diagnóstico es un melanoma coroideo que le provocó la pérdida de un ojo para extirpar el tumor. A lo largo de estos años se sometió a varios tratamientos experimentales para encontrar una cura.

Julio Prada se encontró con el cáncer hace dos años, en la sangre. Su tratamiento pasó por un trasplante de médula ósea que se hizo esperar, junto a quimioterapias y radioterapias que no hacían el proceso más sencillo. Herber Amador es el caso más reciente, ya que su diagnóstico llegó el verano pasado. Cáncer colorrectal es lo que sufre, uno de los que tiene mayor prevalencia en la provincia. 

Los tres tienen una misma meta, sobrevivir. Para lograrlo se apoyan en la Asociación Española Contra el Cáncer

Marcela Mengarelli, paciente de melanoma coroideo : “Todo se viene abajo, pero buscas razones para vivir”

Un cáncer poco común marcó para siempre a Marcela Mengarelli, de 62 años, en el 2017. Melanoma coroideo es su nombre y es tal su rareza, que solo hay tratamientos experimentales. “Cuando te diagnostican todo tu mundo se viene abajo, pero buscas razones para vivir”, asegura. Para ella son todos sus seres queridos, que la apoyan en esta larga peregrinación, aunque se precisan más cosas: “Necesitamos más prevención y también investigación”, resalta.

En Santiago se sometió a una cirugía para extirpar el tumor y le supuso la pérdida del ojo. Comenzó un tratamiento experimental que tuvo que paralizar por efectos nocivos en el páncreas. Tras ello, no le daban alternativas hasta que se sometió en Barcelona a varios ensayos clínicos, pero sin resultados. “No funcionaron”, lamenta. Desde 2019 tiene metástasis y acaba de ser aceptada en otro ensayo en A Coruña. “Es poco frecuente y eso dificulta que haya algo para tratarlo”, añade.

El futuro se presenta difícil, pero ha aprendido a pensar en ella y en luchar por cada día. “Es un golpe fuerte hasta que eres consciente de que sigues viva. Al final, asumes que todos nacemos y morimos”, cuenta. Cada nuevo día trabaja para estar “lo mejor posible”

Julio Prada, paciente de cáncer en la sangre: “El tratamiento puede ser traumático”

Un cáncer en la sangre cambió el rumbo de la vida de Julio Prada hace dos años y lo que reclama es más investigación y ayudas para estos pacientes que, como él, tienen que dejar de trabajar. Prada está en tratamiento y cuenta con un trasplante de médula ósea a sus espaldas. “Ese proceso puede ser traumático por todos los efectos que provoca en tu cuerpo”, destaca este hombre de 64 años, residente en Montederramo.  

En su memoria están los 60 días que pasó aislado en el hospital por el transplante, dada la debilidad de su sistema inmune. “Tuve que esperar un año hasta que conseguí un donante y durante el proceso sufrí una trombosis que lo complicó”, recuerda. Salió adelante y continuó con otros tratamientos de células, la quimioterapia o la radioterapia. Sus efectos secundarios le provocaron aftas bucales y no pudo comer varios días. Este momento lo recuerda a través de un sueño. “Estaba en el hospital y soñé con que la enfemera me traía un tratamiento para que se me curaran. Cuando me desperté, me encontré a una con un nuevo tratamiento que fue la solución”, cuenta.

Hérber Amador, paciente de cáncer colorrectal: “Somos como David contra Goliat en una difícil pelea”

La “guerra” que libra Herber Amador, de 66 años, cuenta con muchos apoyos. El personal sanitario y los trabajadores de la Asociación Española contra el Cáncer son su mejor arma. “Los pacientes de cáncer somos como David contra Goliat en una difícil pelea, pero en el hospital te encuentras con muchos Davides”, reconoce. Junto a todos ellos trabaja cada día para que su historia sea un “éxito” frente al cáncer colorrectal. El verano pasado le diagnosticaron y ahora se encuentra en tratamiento para poder superarlo. “Cuando me los detectaron, el mundo se vino abajo. Es un golpe, pero te das cuenta de que esto es la vida y no te rindes. Pelearé con mis médicos para recuperarme”, explica. En Oncología encontró un sostén gracias a la “empatía” y a la “familiaridad” con la que lo tratan. “Me aferro a la fe y se la traslado a ellos para que podamos vencer a este enemigo poderoso”, añade. El proceso de detección fue rápido y ahora acude a hacerse revisiones para controlar el estado en el que se encuentra, con el objetivo de recuperarse a sí mismo y es un deseo compartido con los sanitarios. “Ellos sienten satisfacción cuando sacan a una persona del abismo”, recalca este vecino de la ciudad.

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