Hoy se cumplen 25 años del secuestro y posterior asesinato a manos de ETA del concejal del Partido Popular en Ermua Miguel Ángel Blanco. Una fecha grabada en la memoria de los demócratas porque supuso el principio del fin de la banda terrorista. Fue una ejecución en cámara lenta, con un plazo de 48 horas que sus asesinos dieron al Gobierno para que acercara los presos a las cárceles vascas, ya que en caso contrario cumplirían su amenaza.
Pero en realidad todo había empezado diez días antes. Fue el 1 de julio a raíz de la liberación del funcionario de prisiones Ortega Lara por las fuerzas de seguridad del Estado tras 532 días secuestrado en un zulo de Mondragón. El aparato terrorista exigió a sus comandos una respuesta inmediata y esa fue la del secuestro de un joven concejal del Partido Popular en la localidad vizcaína de Ermua.
Miguel Ángel Blanco tenía 29 años en el momento de su secuestro. Se había metido en política porque quería mejorar la vida en su pueblo. No podía soportar que mientras se acosaba, se amenazaba y se asesinaba a una parte de la sociedad vasca, había otra que prefería mirar para otro lado. El cargo de concejal le reportaba 350 pesetas mensuales, tres euros y cincuenta céntimos al cambio actual. Había estudiado Económicas en Sarriko y había empezado a trabajar en una gestoría. No sabía que un concejal de HB en Eibar, Ibón Muñoa, estaba pasando información a la banda terrorista sobre todos sus movimientos. El día 10 a las 15.30 horas era secuestrado cuando se dirigía a una cita con un cliente. A las 17.30 horas la banda confirma el secuestro con una llamada telefónica a EGIN, el periódico que utilizaban para difundir sus mensajes.
La sociedad vasca mostró un rotundo rechazo al secuestro. Los vecinos de Ermua fueron los primeros en solidarizarse con la familia y esa misma jornada a las 20.00 horas surge una manifestación masiva recorriendo las calles y exigiendo su liberación. No dejarían sola a la familia Blanco. Apostados junto a su vivienda pasaron una noche de vigilia, iluminada con miles de velas y en un sobrecogedor silencio. Estas manifestaciones se repitieron por toda España. La más multiudinaria se celebró en el centro de Bilbao. Más de medio millón de personas hicieron un recorrido de varios kilómetros. Cuando la cabeza de la manifestación había llegado al lugar de lectura del comunicado, los últimos participantes aún no se habían movido.
La clase política intentó evitar el asesinato. El entonces alcalde de Ermua, Carlos Totorika, mostró su apoyo a la familia desde el primer momento. Como pimeras medidas movilizó a la Policía Local, convocó a los vecinos a manifestarse ese mismo día y mantuvo un cauce de comunicación abierto con la familia de forma continua. El lehendakari José Antonio Ardanza reunió a los partidos miembros de la Mesa de Ajuria Enea para decidir los pasos a seguir. Se convocó una gran manifestación para el día 12 en Bilbao, a la que también acudió el presidente del Gobierno, José María Aznar.
Las reacciones al secuestro y posterior asesinato mezclaron la rabia con un profundo rechazo a los terroristas. A las 16.40 del día 12 los asesinos tirotean por dos veces a Miguel Ángel Blanco. ETA no utilizó la munición habitual 9 mm Parabellum, emplearon balas especiales para provocar el mayor daño posible a la víctima. Las sedes de HB y a las herriko tabernas fueron asediadas por los manifestantes durante las horas siguientes increpándoles al grito de “asesinos”. La Ertzaintza tuvo que contener a la muchedumbre para evitar un linchamiento de los simpatizantes abertzales.
Su familia era de origen ourensano. Sus padres se habían conocido en Ermua a donde habían acudido como tantos otros emigrantes. Allí nacieron sus dos hijos que se habían integrado plenamente en la sociedad vasca. Tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco la familia decide enterrarlo en Ermua, pero las continuas profanaciones de la tumba motivan su traslado a Ourense donde hoy reposa junto a sus padres, que fallecieron en 2020.
El espíritu de Ermua fue un punto de inflexión en la historia reciente vasca. El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco provocó un profundo rechazo social hacia el terrorismo. Esa oleada espontánea de solidaridad nació en Ermua y se extendió por toda la sociedad española. Había nacido el rechazo beligerante hacia el terrorismo de ETA.
Los asesinos han muerto o están en la cárcel. “Amaia” y ‘Txapote” son pareja, cumplen condena, han tenido dos hijos. “Oker” apareció muerto dos años después.
Marimar Blanco exige a Sánchez que “sea valiente y rompa con Bildu”
Marimar Blanco ha exigido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que “sea valiente y rompa con EH Bildu”. Además, ha denunciado que “han intentado silenciar” no su voz, sino la de su hermano, y ha advertido que hoy hablará “para que nadie pueda falsificar lo que pasó” y para “defender la memoria” de las víctimas. Marimar Blanco tomó parte en el acto de clausura de la “Escuela de Verano Miguel Ángel Blanco” celebrado ayer en Ermua, en la que también intervino el líder de los populares, Núñez Feijóo, el expresidente del Gobierno José María Aznar y el líder de los populares vascos, Carlos Iturgaiz.
La hermana del edil, que fue la encargada de cerrar el acto, inició su intervención con una ovación cerrada de los asistentes y confesó que “el de mañana (por hoy) es uno de los discursos más complicados y difíciles” de su vida, porque “la herida sigue abierta”, pese a quien aconseja a las víctimas “pasar página”.
“Ermua está relacionado con los momentos más duros de mi pasado. Cerca de aquí, la abominable banda terrorista ETA secuestró a mi hermano, y no muy lejos, lo asesinó”, recordó.
