El crimen de un recluso durante un permiso, en la recta final

Las acusaciones dicen que los dos investigados ejecutaron un plan convenido para darle muerte

El Juzgado mixto de Carballiño número 1 convocó ayer a las acusaciones y las defensas del crimen que le costó la vida a Fernando Iglesias Espiño, interno en la prisión de Pereiro por el triple asesino en Gran Canaria de mujer e hijos en 1996, cuando disfrutaba de un permiso en la recta fina de su condena. 

En la comparecencia de ayer, la fiscal Rosa Tallón concretó los hechos objetos de imputación, en virtud del artículo 25 de la Le del Jurado, al igual que la acusación particular que ejerce un hermano de la víctima. Los abogados de los investigados, por su parte, pidieron el sobreseimiento del proceso.

En este caso, serán juzgados Óscar G. L. y Francisco Javier G.H., quienes conocieron al fallecido en la cárcel. Ambos, según las acusaciones, tras tener conocimiento de que Fernando había recibido una cantidad importante de dinero en herencia "decidieron acabar con su vida". El 11 de agosto de 2018, sobre las nueve de la mañana, Iglesias Espiño se desplazó a la granja de Francisco G.H. en Maside, en donde se encontraba con el otro  investigado. En ese paraje, según la fiscalía, "ambos acusados, actuando de común acuerdo, y desarrollando el plan convenientemente convenido, mataron a Fernando, golpeándolo con un objeto contundente en la cabeza", que la causó la muerte.

Posteriormente, según ese relato de hechos, trasladaron el cadáver hasta una finca propiedad de la familia de Francisco, en las inmediaciones de Senra (Piñor de Cea). Allí fue localizado el cadáver el 20 de diciembre de 2018, enterrado en una mina de agua (Óscar indicó el lugar a la Guardia Civil).

Tras la muerte, añade la fiscal, ambos realizaron una serie de operaciones para apropiarse de casi toda la herencia: 22.490 euros de los 26.631 recibidos. 

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