La técnico de Emergencias Internacionales de Cruz Roja hablará esta tarde,a partir de las 20,15 horas, en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, dentro del Foro La Región, sobre ébola y la cooperación
La técnico de Emergencias Internacionales de Cruz Roja en la sede central de este organismo, Cristina Castillo, hablará esta tarde, a partir de las 20,15 horas, en el Centro Cultural Marcos Valcárcel, dentro del Foro La Región, sobre "El ébola en el marco de la cooperación internacional de Cruz Roja".
¿Qué se encontró al llegar a Sierra Leona?
Habíamos ido a echar una mano al hospital de Kinema, uno de los distritos donde se originó la epidemia de ébola y donde se estaba dando un alto índice de contagio entre el personal sanitario. Se solicitó a Cruz Roja fortalecer la estructura del hospital, pero al llegar allí vimos que el problema era más de fondo. Era más complicado reestructurar el hospital que crear un centro de tratamiento de ébola separado del mismo, para que éste pudiese retomar su actividad con garantías para la salud de los sierraleoneses. Mientras lo construíamos, dimos también formación al personal local que estaba trabajando en el hospital con sospechosos de tener ébola.
¿Se va con miedo?
Algo de temor sí que llevas. Nosotros nunca habíamos trabajado en un entorno de ébola y cuando te enfrentas a un escenario diferente, siempre están las mariposas en el estómago, porque quieres hacer bien las cosas. En este caso, todavía teníamos muchas dudas sobre muchas cosas de la enfermedad y desde aquí había mucho revuelo con el primer contagiado, así que hubo muchas presiones familiares. Pero una vez que estás allí en el día a día, y con los protocolos de seguridad ves que el contagio es muy, muy bajo y muy difícil. El riesgo cero no existe, pero siendo muy rigurosos las probabilidades son muy, muy pequeñas. Y al estar trabajando de sol a sol, no queda mucho tiempo para las dudas.
¿Estábamos preparados para tratar aquí el ébola?
Es un tema complicado que no podemos juzgar, porque no hemos trabajado en las estructuras de salud del país. Decir si es lo correcto o no es aventurarse demasiado, sólo podemos contar lo que hacíamos nosotros allí.
¿Qué le parece la negativa del Gobierno de dejar aeropuertos españoles como paso para los países que sufren la pandemia?
Siempre hemos estado a favor de que no se cierren las fronteras, de que haya libre circulación, porque al final estos países tienen doble problema: el ébola y que se les estrangula económicamente, y si ya son vulnerables normalmente ahora lo son mucho más. Con los pertinentes controles, las fronteras deberían estar abiertas.
¿Qué hubiera pasado si el ébola se desata en Europa y no en África?
El origen de un desastre condiciona claramente el desarrollo del mismo. Lo vemos día a día, un terremoto no es igual en Haití o en Japón. Partimos de situaciones de vulnerabilidad diferentes.Una epidemia de ébola en un país del norte, seguro que hubiéramos puesto recursos desde el primer día, y los recursos hubiesen sido diferentes. Que se iniciara en África siempre es un handicap, es un continente olvidado.
¿Qué le piden ustedes a los gobiernos?
Por un lado, siguen haciendo falta recursos allá para parar la epidemia allí, tanto de personal sanitario como para ayudar a recuperar las economías familiares y las de los países. Y aquí es necesario vencer también el estigma. A nuestros delegados la vuelta aún les es difícil, nuestras familias están preocupadas, el entorno todavía te mira con cierto recelo y eso hace que mucho personal finalmente, ante la presión, haya decidido no ir. Lo que pasa en un lado le debe importar al otro.
