Crónica

Críticas a la "poca visión" de lo que supone vivir en la frontera

Randín (Calvos de Randín). 01/02/2021. Cierre de la frontera Portuguesa con bloques de grandes dimensiones entre el pueblo de Randín y Tourem.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Marcas de ruedas que sortean el cierre entre Randín y Tourem (XESÚS FARIÑAS).
En el paso de Calvos se podían ver huellas de ruedas de vehículos al lado de los bloques de hormigón

Tristeza, indignación y mucha picaresca. Así viven en la "raia" ourensana el regreso de las fronteras y la imposibilidad de cruzar al país vecino. La decisión del Gobierno de Portugal de cerrar los pasos para contener el virus es una losa más para los vecinos y negocios que tratan de sobrevivir en el rural. "Es un error por parte de las autoridades, de tener poca visión de lo que es vivir en la frontera. Una tontería porque estábamos cerrados y la gente ya estaba cumpliendo", apunta Juan González, que posee una empresa en el polígono de Pontedeva y tiene que desplazarse hasta Salvaterra (Pontevedra) para poder entregar sus pedidos de Portugal. "No es por el rodeo, ni por el tiempo que se pierde, sino porque es muy triste ver las fronteras así. Es un paso atrás", dice definiendo como "de estado de guerra" la imagen de las barreras colocadas en Ponte Barxas (Padrenda).

En Lobios, el emblemático restaurante Lusitano prepara comida para diez obreros. "Son todos los encargos para llevar que tenemos hoy", dice su propietario Javier Silva, para quien el cierre de la frontera ha sido la puntilla para acabar con el sector. "Ya estábamos mal y al cerrar Portugal,... peor", comenta resignado y enfadado por la discriminación que están sufriendo municipios donde, a priori, "no tenemos tanto problema". 

Trabajadores

En el paso de Baltar, es una patrulla de la GNR la que cierra el paso a los conductores. Los agentes se encargan de parar a los vehículos y, al menos ayer, los trabajadores que lo justificaron debidamente pudieron cruzar la "raia". El alcalde de Muíños, otro de los municipios ourensanos que comparte "raia" con Montalegre, explica que "a orde que teñen é de peche total, pero hoxe (por ayer) estaban a deixar pasar porque o presidente da cámara mandou un escrito a Lisboa para que se permita o paso dos traballadores determinadas horas ao día", dijo Pácido Álvarez, quien critica la "picaresca" de algunos para saltarse las normas en la sierra.

Entre Tourem y Randín, en Calvos de Randín, unos grandes bloques de hormigón bloquean el paso por carretera. Justo al lado, marcas de ruedas recientes en el barro desvelan el paso de vehículos por la parcela.

Desde Entrimo, el alcalde Ramón Alonso, tilda de desproporcionado el cierre de fronteras. "La decisión se toma muy lejos de aquí", lamenta el regidor socialista, para quien la instalación de las barreras es una "losa" para muchas familias separadas por la "raia", pero que se agrava especialmente en el ámbito laboral. "Para la distribución de embutidos, por ejemplo, un negocio local tiene que dar un rodeo de 180 kilómetros  para entregar un pedido cuando antes los hacía en 20. También se ha notado en las pequeñas obras que había, está todo parado porque los obreros son de Portugal y no pueden venir", resumía el alcalde, quien se siente doblemente agravado por las restricciones impuestas por el Gobierno gallego en un concello que lleva desde mediados de enero sin registrar ningún positivo en coronavirus. "Esta situación es de incomprensión total, porque nos trasladaron que iban a seguir criterios sanitarios y... es café para todos. Es un palo innecesario a los negocios", añadía desde el rural.

Al otro lado de la provincia

Aunque en la zona suroeste de la provincia de Ourense ha quedado totalmente cortado el tránsito entre Portugal y España, la frontera en Feces de Abaixo es uno de los pocos pasos fronterizos que permite el tránsito acreditado entre ambos países. 

Pero no es la única forma que tenían los vecinos de la zona de comunicarse con el país vecino. La autovía también ha sido cortada y todos los caminos que llevaban a Portugal desde pueblos verinenses -como Rabal- también fueron blindados.

Este lunes, primer día laborable en el que amanecen las fronteras cerradas, se desarrolló con tranquilidad, sin incidentes y con un tráfico escaso.

Agentes de la Policía Nacional controlaban la frontera en España, mientras que en la zona de Portugal era la Guardia Nacional Republicana (GNR) y el Serviço de Extranxeiros e Fronteiras (SEF) los que desempeñaban esta función.

Más calmada aún ha transcurrido la jornada de los comerciantes, que han notado la falta de los portugueses que cruzaban la Raia para llenar el depósito, hacer sus compras e incluso echar la primitiva, algo que repercute negativamente en la economía de Feces de Abaixo.

Antonio Dosantos, comerciante de la zona, lamenta la actual situación: "Nós vivimos dos portugueses, e isto supón unha pérdida do 80% dos nosos ingresos". Con ello concuerda Juan José Feijóo, encargado de la gasolinera de Feces: "Somos paso fronteirizo, polo que se non hai movemento tampouco hai ganancias". 

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