Cuando el Miño se "tragó" Ourense

Recreación de la crecida del Miño en 1696 por Guillermo Altarriba
photo_camera Recreación de la crecida del Miño en 1696. // Guillermo Altarriba
La impresionante crecida del Miño esta semana nos lleva a bucear en los archivos históricos de la provincia donde encontramos esta pequeña joya sobre una inundación devastadora en Ourense 

Recuerdo a mi abuela Porota unos 20 años atrás pegada a la cristalera de la galería (una breve infancia en Buenos Aires le dejó el apodo -se llamaba Lucía- y el "este..." al arranque de sus alocuciones; muchas y muy floridas, por cierto). Era noche cerrada y la lluvia y el viento arreciaban con tanta fuerza que parecían querer arrancar las ventanas. "¡Vaya noche de galerna!", exclamó. Y sus ojos se trasladaron a otra época, cuando no había inviernos sin sufrimiento... ni muertes. Ourense no es ajena a la fuerza de la naturaleza. Impresiona hoy la crecida del Miño, pero buceando un poco en los archivos encontramos episodios terribles de inundaciones devastadoras. 

Corrían los primeros días de diciembre de 1696 cuando el entonces párroco de Santa Eufemia, Antonio de Novoa y Sotomayor, dejaba testimonio de su puño y letra de una fatal capítulo en la historia de la comarca a cuenta también de una crecida, "nunca tal confesado por boca de los mas viejos". "Llego a pasar mas cantidad de agua por detras de Nuestra Señora de los Remedios  de la que lleva el Miño en algunos tiempos de invierno -no le falto dos pies para entrar dentro de la ermita por la puerta traviesa-  todos los ojos del puente llevaban agua con abundancia de tal forma que no le falto vara castellana para cubrir el corta mar del arco mayor" [*texto de la época].  Y continúa, "inundo quasi todo el soto que llaman del Rey, llevo todas quantas barcas y barcos habia en el rio (...), la lastima que tuvimos es de haber llevado la barca que llaman da Sardiñeira junto a  Sª Juº. de Larrosa cargada de gente y mucha de importancia". 

El desastre fue tal que "debio de llevar entre leña y maderas mas de cien mil carros, fuera de muchas cubas, lechones, caballerías y muchas casas, en el lugar de Barbantes despues de llevar la barca llevo mas de la mitad del lugar y falto mucha gente en todas las riveras del Miño, en la veiga del Louro que asi se llama que es a donde rebalsa el Miño con el entropiezo de la mar entre otras muchas cosas se hallaron dos padres de San Benito y que fueron parar allí y una señora de buen porte y un sacerdote y otras muchas personas más que no parecerieran, llovio pocos menos dias que quando el Dilubio".

Y remata el sacerdote su crónica: "Todo esto pongo aqui por curiosidad que me parece no vere otra crecida como ella Dios nos socorra que juzgamos venir otro Dilubio. Concurrio mas gente a ver el Miño que si fuera dia de romeria de Nuestra Señora de los Remedios". Curiosidad que recuperamos hoy del libro de finados del siglo XVII de la parroquia de Santa Eufemia.

*Extractos del documento original

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