El artista regresa al CCMC en que ya expusiera en 2002 “... y mil historias que contar”, buscando el impacto de sus obras por el contraste del color azul de fondo que mandó colocar en casi toda la sala 1, que hace veinte años era negro. Busca con ello arreglar, quizás, buscando desde el efecto sorpresa y afecto, la percepción de las obras. Con reiteración, al igual que en los títulos, apenas inteligibles, cuyo concepto se halla más allá de la ausencia de las vocales, para conseguir velar la evidencia del tema. Mas lo que era un juego hace más de cuadro lustros es ahora un glissez mortels, n’appuyez pas, al que alguien de la crítica de arte daba como de Jean-Paul Sartre para asentar su discurso en el flotar, un arte sin asideros. Mas la frase es antigua, del siglo de las luces, de Voltaire o Pierre-Charles Roy, mejor. La podemos utilizar para expresar la acción de resbalar, y aun cuando Roy se refiriese con ella al movimiento sobre una superficie helada, es para nosotros un discurrir evanescente de formas suntuosas por las combinaciones cromáticas, con algún desnudo explícito, siempre femenino. Desde la dislocación, sus expresionistas figuras se acercan a lo esperpéntico, mostrando ternura en otras, seres más próximos, como Cristina. Aquel n’appuyez pas se muestra asimismo en la variedad de formatos y tamaños medios con algún que otro grande, si bien estos no sean recientes. En el elenco exhibido, 2004 a 2022, pesan más lo pintado antes de 2019, llevando hasta el borde de la sintaxis obras que cuelga en tendedero o uniéndolas por el borde, buscando dinamismo desde lo externo. Los perros aparecen con sus nombres en sus obras, y últimamente retratos y paisajes en tondos, registros nuevos. Desde Grades artes gráficas y las carrozas para la batalla de flores hasta la Escuela de Arte en Barrocás al edificio de A Cuña ya EASD mucha agua ha pasado bajo su puente, y decenas de vuelos ha tomado con los intercambios internacionales promovidos en sus veinticinco años como director, que ha dejado a los sesenta y cinco. César Taboada Varela (n. Santiago, 1954), desde su brío y nervio, ha sacado nuevamente su pintura desde dentro, tal como hiciera en 2012 en el Museo Municipal.
Cata a Arte
Entre los cuadros de la exposición de Taboada se desarrolló el día 10 la segunda sesión de esta actividad en el CCMV que se suele desarrollar en cuatro semanas de noviembre entre las exposiciones en cartel. La presentación de Paco G.Bouzán, director del centro, invitando a la contemplación artística a los catadores-bebedores del evento dio paso a Juan Casares, presidente de la D.O. Ribeiro, para presentar la Adega Pousadoiro, Barral, Castrelo de Miño, quien ponderó las bondades de sus caldos, destacando su armonía entre la tradición “das castes” e innovaciones en ánforas de barro, denominando el vino “Norte y Sur como ‘joya”. Luego, Agustín Fernández, de la bodega, habló de las características de los productos. Complementaron la vernissage Juan Vázquez e Inma Fernández, músicos, en un ambiente de cordialidad festiva, con recaudación voluntaria para la asociación ourensana de esclerosis múltiple, párkinson y enfermedades raras Aodemper. ¡Chapeau!
