Ourense no tempo

De Naranjas a Damas

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Su primer nombre conocido, al menos hasta finales del siglo XV: Horta o Patio dos Laranxos, se debe a que, según parece, no era un lugar público sino privativo de la curia en la “nueva” sede episcopal

Allá por el lejano año de 1949, don Ramón nos describía una imagen deseable pero imposible: "Don Juan Manuel, don Juan Antonio, don Marcelo... ¿Cómo ondean sus manteos descendiendo la plaza de las Damas, buscando el sol del invierno por el Camino Nuevo?" Bedoya, Saco y Arce junto a don Marcelo... personajes imprescindibles de nuestra historia que, sin duda por edad,  no pasearon en amena charla, pero que con seguridad cada uno en su época ondeó su manteo descendiendo por la plaza de las Damas, hacia Lamas Carvajal. 

Aunque excelente, es una de las pocas referencias que en los viejos periódicos me encuentro de esta tan discreta plaza de las Damas. Cualquiera diría que carece de historia. Más que céntrica, haciendo guardia a la catedral y vigilando el paso desde el Montealegre a nuestra Praza Maior, tuvo vecinos de gran alcurnia, y un indudable protagonismo en lo económico. 

Leyendo viejos textos se podría interpretar que, en tiempos, la que hoy conocemos como plaza de San Martín podría haber estado unida a la plaza de las Damas, formando un espacio mucho más grande aunque irregular. Decía doña Olga Gallego que a la entrada principal de la catedral, la del Pórtico del Paraíso, “se accedía por unas deterioradas escaleras de madera” que ascendían por un barranco de piedras y arena a la espera de que se pudieran construir las escaleras de piedra que hoy, por fin, tenemos.

Su primer nombre conocido, al menos hasta finales del siglo XV: Horta o Patio dos Laranxos, se debe a que, según parece, no era un lugar público sino privativo de la curia en la “nueva” sede episcopal, como demuestra el litigio con los alcaides de la ciudad, que querían aprovecharse de los frutos de esos árboles. Ese pleito finalmente tuvo que ser resuelto por los Reyes Católicos (1497), que si bien dieron la razón a la curia, probablemente el pleito dio lugar a la apertura de la plaza. Por un escrito recuperado en el Boletín de la Comisión sabemos de una construcción de madera que se autorizó para la venta de pan y pescado en la pared de la casa del notario Rodrigo Gato... "contra baxo de arredor de la pared de los naranjos" (año de 1502). 

De ese periodo debe ser el cambio de nombre por el de plaza del Pescado, y me baso para afirmarlo en que las ordenanzas municipales de 1509 dicen: "E que los vezynos de la plaça del Pescado, cada uno ante sus puertas, saquen las piedras por manera que los paseos estén lympios é el que el contraryo desto feciere, que pague de pena por cada vez sesenta maravedises de blancas". Sin duda el nombre es en referencia al producto con el que allí se comerciaba. De hecho, lo que no nos cuentan es que ya pasado el tiempo en que los peces dormitaban en la plaza, y eran más las cordeleras y cesteras quienes la ocupaban, siguió denominándose así. 

 Y hablando de peces dormitando, ¿os fijasteis en el escudo que adorna la fachada del edificio de la CEO? Pues no, creo que no significa como decía mi padrino “en campo de gules tres fanecas sesteando”, ni tampoco hace referencia al noble oficio de la venta de pescado;  quiero pensar que es más fruto de la casualidad, que a la puerta de la casa pazo de los Gayoso Montenegro se instalaran las pescaderas (el escudo son las armas de los Gayoso, con una noble historia que recogen las crónicas). Los entendidos lo confirmarán, pero de la lectura de esas ordenanzas del 1509 también deduzco que la plaza tenía en aquel tiempo una fuente o manantial: A Fontaiña, con lo cual las condiciones de los vecinos eran “de lujo” (con qué poco se podía ser feliz...). En el haber de la plaza hay que hacer constar que gozaba de prestigio y afluencia de público, como demuestra que fuera uno de los lugares de obligada lectura del pregón municipal y las sentencias judiciales. Junto a los Gayoso, vecinos de la plaza fueron supuestamente los Bobo, omnipresentes en la ciudad (edificio de la Diputación, Josefinas, etc..), luego de don Luis Coleman creo recordar que en esa misma casa de enorme portalón vivió en tiempos aún de soltería Florentino Cuevillas con su madre. En los 40 estuvo en la plaza la mítica tienda de antigüedades de los Bouzo y, como cite más arriba, el notario Rodrigo Gato no puedo afirmar que residiera, pero al menos era propietario de una vivienda en la plaza.

 No sé si por error, pero Ático Noguerol en el dibujo que dedicó a esta plaza y algún otro quizás basándose en él, nos dice que también se llamó de la Fruta. Yo no he podido confirmarlo, y es muy probable que no se haya llamado así, pero en esto de los nombres del "rueiro" ourensano todo es posible. En este caso concreto son muchas las complicaciones, tantas que durante un tiempo no consta cambio de nombre pero se dice que le llamaron de las Damas. Después se le llamó a la calle que da acceso desde la Praza Maior "de Tetuán", y muchos amplían la denominación a toda la plaza. Así, cuando en 1898 se cambia el nombre por el de Modesto Fernández (abogado y escritor ourensano), la plaza supuestamente también lo adopta, hasta que en 1991 se pasa a llamar de manera oficial plaza de las Damas, cierto es que nadie se preocupó de oficializarlo con una placa, hasta que en el 2001 el que fuera jefe de los bomberos de la ciudad, Aurelio Gálvez, se percató de la falta y promovió su colocación (y de alguna manera también de este artículo).

Bedoya es el Orense de las últi-

mas pelucas.

Saco y Arce, el de las amenaza-

das chisteras,

Don Marcelo, el de los bombines.

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