Una década tras el rastro de nueve personas desaparecidas en Ourense

En las zonas rurales de la provincia de Ourense desaparecieron nueve personas desde el año 2013. Excepto dos, todas corresponden a un mismo perfil: superan los 70 años, no retornan tras salir a pasear por el pueblo y algunos padecen trastornos neurodegenerativos. El último caso encaja a la perfección: Marcial Manteiga Veigas, un hombre de 82 años del concello de Boborás. Marcial salió solo de su casa el 1 de abril a las 17,00 horas. Pese a que su forma física le permitía caminar, el hombre padecía alzhéimer, enfermedad que padece desde hace tiempo y que últimamente había avanzado. Al ver que a las 22,00 -ya sin luz natural- no regresaba a su vivienda, su mujer alertó a los equipos de emergencias. Desde entonces, y tras una semana sin rastro, vecinos, Guardia Civil, voluntarios, perros, drones y helicópteros de los equipos de emergencias buscan por tierra y aire al hombre, que había estado afincado en Boborás desde que regresó con su mujer de Alemania, donde trabajaron toda la vida. Como este último fue el caso de María Carmen Rodríguez, una vecina de 85 años de Amoeiro de la que no quedó rastro tras una tarde de paseo. Lo mismo ocurrió con Julio Fernández de Allariz y Ervigio Carrera de Carballeda de Valdeorras, ambos de 95 años. Según los expertos, en casos de esta tipología son cruciales las primeras horas de búsqueda, ya que las desapariciones se producen por desorientaciones o caídas una vez que los mayores salen a caminar. Las dos excepciones registradas son José Ángel Abadín, de 48 años, que en agosto de 2020 desaparecía del centro psiquiátrico en el que estaba interno en Pereiro de Aguiar y Francisco Barreira, de 55, que tras viajar al Reino Unido, sus allegados le perdían la pista para siempre. EN LA CIUDAD Por otra parte, en la ciudad, las desapariciones son más variadas. Aunque la Policía Nacional no facilita los casos. Hay dos ejemplos que en su día marcaron especialmente la actualidad mediática. Son el de Belén Rodríguez y el de Elías Carrera. Además, otra casuística común son las fugas en los centros de menores, especialmente en fin de semana. Un único rastro: el bolso en el cementerio de As Caldas MARÍA BELÉN RODRÍGUEZ (57 AÑOS) Belén Rodríguez era una gran cestera. Hace exactamente cinco años que desapareció María Belén Rodríguez Estévez (57 años), una artesana especializada en cestería que fue profesora en los cursos de la Universidad Popular del Concello. La Policía Nacional admite que a día de hoy “no hay nada nuevo” (pistas) desde que su bolso apareció en el cementerio de As Caldas, con la documentación y las llaves de su casa en la ciudad. Los investigadores creen que alguien lo encontró y lo dejó allí. Y pese a que se especuló con la hipótesis de que había sido captada por una secta, nunca fue confirmado este extremo. Belén fue vista por última vez en el parque Barbaña y el entorno de la antigua estación de autobuses de O Pino. Su desaparición es uno de los casos más enigmáticos que llegaron a la Comisaría de Ourense. Una ausencia que se escapa a la comprensión policial por la falta de pruebas y la inexistencia de un entorno de riesgo. El único rastro que dejó una mujer considerada por su entorno como “ordenada”, “meticulosa” y “trabajadora incansable” fue a través de su comportamiento errático días antes de que se le perdiera la pista. Dejó de comer e incluso, en un curso de cestería que impartía, comenzó a coser su propio pelo a los canastos. Y hasta compró comida envasada para llenar las estanterías por si el fin del mundo estuviera cerca. Según parece, comenzó a codearse con la congregación Ramtha, una escuela de iluminación, tal como ellos mismos se presentan. Pese a que la colaboración ciudadana la situó en Burgos, esa pista resultó infructuosa. “Tenemos la esperanza de que mi padre recapacite y nos contacte” ELÍAS CARRERA (61 AÑOS) Paco Lobatón y Sandra Carrera con fotos de Elías Carrera. La familia de Elías Carrera, un taxista ourensano desaparecido en Vigo en el año 2013, continúa guardando la esperanza de encontrarle. Elías tenía 61 años cuando se le perdió la pista, y estaba atravesando una depresión. El 17 de julio dejó su móvil y las tarjetas personales en casa y partió a Vigo con un coche alquilado. Fue visto por última vez en las inmediaciones de la estación de tren y, aunque la ciudad olívica se convirtió en el principal núcleo de búsqueda, los agentes también se fijaron en el norte de Portugal. Sandra Carrera, su hija, no se rindió desde la marcha de su padre. Llevó su causa hasta el Senado y empapeló Vigo inumerables veces. También publica siempre que tiene ocasión en medios divulgativos. “Queremos hacer lo posible para que no se olvide a mi padre, tenemos la esperanza de que pueda recapacitar y se ponga en contacto con nosotros”, aseguró ayer. Vivir con un familiar desaparecido no proporciona descanso, según Sandra Carrera. “Nunca hay felicidad porque en los mejores momentos piensas en él. Cuando conseguimos algo en la vida, siempre nos acordamos”, indica. A lo largo de los años surgieron pistas sobre el paradero del ourensano pero, finalmente, no llevaron a ningún puerto. Ningún allegado de Elías pierde la esperanza.