Ese fue el comienzo de un grupo que ahora cumple una labor necesaria para la sociedad ourensana: ayudan tanto a mujeres en riesgo de exclusión social como a otras mayores que están solas y necesitan acompañamiento. “Con los años nos abrimos a refugiados y personas migrantes, además de trabajar para las viudas”, indica la presidenta de María Andrea.
Uno de los hitos más importantes de estas mujeres fue su labor contra la violencia de género. Antes de que existiese la Ley contra la Violencia de Género, todas ellas ayudaron a redactar el anteproyecto y trabajaron con otras mujeres que sufrían problemas derivados de esta lacra. “Antes del 2002 no había casi nada, nosotras nos abrimos a dar apoyo”, recuerda Paz.
Esas labores no cesaron, ni tampoco la solidarización con nuevos problemas que afectan a personas en riesgo, como los refugiados. En 2022 atendieron a 90 personas necesitadas de alimentos, ropa o compañía.
LA SOLEDAD
Otro de los cometidos de María Andrea es dar acompañamiento a ancianas en exclusión que, además, sufren problemas de soledad. “Aquí las podemos recibir o vamos a sus casas. Así tienen un sitio en el que estar y socializar”, explica la presidenta.
Ayer recibieron la visita del delegado territorial de la Xunta en Ourense, Gabriel Alén, que puso en valor la atención social y el apoyo que dan a las personas sin recursos.
